Una niña pequeña perdió los pies en la playa. Fue sin querer. Cuando sus padres se dieron cuenta, rápidamente movilizaron a toda la familia y amigos en busca de los pies, ya que sin ellos la niña no podía andar, ni nadar, ni ir al cole ni hacer nada de nada. Los padres de la niña, sus hermanos, tíos, tías y amigos se dispersaron por la playa removiendo la arena y preguntando a todo el mundo.
– Oiga, por favor, ¿ha visto usted por aquí unos pies de niña pequeña?
Pero nadie los había visto. Después de varias horas de buscar afanosamente estaban a punto de abandonar, pero un hombre gordo les dio una pista:
– Pues ahora que lo dicen... he visto una medusa muy sospechosa junto a aquellas rocas de allá, –dijo señalando hacia el final de la playa–. Vayan a ver.
Cuando llegaron a las rocas vieron a la medusa. Tenía unos pies pequeños y bonitos, muy parecidos a los de la niña. La medusa estaba flotando en la superficie con los pies extendidos, como haciendo el muerto, y se entretenía moviendo los dedos que salían fuera del agua.
– ¡Eh, tú! –gritó el padre de la niña–, ¿de dónde has sacado esos pies?
– ¿Cómo que de dónde los he sacado? –contestó la medusa sobresaltada–, son míos.
Y lo eran. Pero ninguno había visto nunca una medusa con pies y no la creyeron.
– Ya. No nos hagas reir. Las medusas no tienen pies. Los has robado, ladrona.
Y diciendo esto se abalanzaron todos sobre la medusa sin darle tiempo a reaccionar, le quitaron los pies y se los pusieron a la niña.
Este hecho sumió a la medusa en una profunda depresión durante varios meses, pues aquella medusa era bailarina profesional de claqué en la vida real y los pies eran suyos. Estuvo de baja muchos meses. Sin embargo, a pesar de aquello con el tiempo logró reponerse y rehizo su vida dedicándose a la abogacía.
La niña en cambio era tan pequeña que ni siquiera se dio cuenta de que los nuevos pies no eran los suyos. Se adaptó a ellos y, con el tiempo, también llegó a hacer una vida normal.
4 comentarios:
Algunas mujeres tienen unos pies preciosos: me encantan los pies femeninos. No sé si serán de medusa, pero acariciarlos es algo sumamente erótico.
Saludos.
Por cierto, que lo que más me ha gustado es cuando sorprenden a la medusa haciendo el muerto con los pies fuera del agua.
Saludos.
Conozco a más de uno que los pies (femeninos) les parecen de lo más erótico.
A mí me parecen bonitos si lo son, ¡pero qué difícil es encontrar unos pies bonitos...!
Aún a riesgo de parecer repetitiva, no puedo más que volver a decirte que me sigue fascinando tu capacidad para imaginar realidades imposibles, eres mi Escher del relato, consigues que vaya leyendo y las imágenes aparezcan en mi cabeza como si fuera tan normal que la imagen de una medusa con piececitos acudiera a mi mente.
Un abrazo
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