28/2/11

Justicia áurea (botánica imaginaria)


Arbusto perenniflolio que medía hasta cuatro metros de altura. La justicia tenía las flores en espiga y eran muy lucidas. Esta planta presidía los tribunales aztecas y se dice que era tal su rectitud y dureza que los reos que debían someterse a sus dictámenes, si eran culpables solían suicidarse antes de oir el veredicto. Si es así, no nos vendría mal plantar algunas en nuestros tribunales.


Lamentablemente la justicia áurea ya no existe: se extinguió en el siglo XV al mismo tiempo que los europeos llegaban a América y morían los sueños todos de los hombres.

25/2/11

Documenta


No, no es la de Kassel. Es otra. Hago esta excepción literaria para hacer publicidad.


Una pareja de magos, Cristina (catalana) y Andrea (italiano), se han sacado de la manga o de la chistera, no sé, esta maravilla: Documenta e Improvisa. Dos aplicaciones para ordenador inicialmente diseñadas para escolares y maestros, que son una delicia para cualquiera que las pruebe. Así que hablo de ellas aquí porque los autores se lo merecen.


Documenta es una aplicación que permite hacer presentaciones, unas cuantas cosas más e incluso una mini web de trabajos. Hacer una de prueba me ha llevado solo 3 horas. Podéis verla en http://victorgonzalez.documenta.cat -una vez que se ha entrado hay que llevar el cursor a la parte inferior izquierda y ahí aparece mi página, se clica dos veces y se abre-.


Improvisa es una aplicación que convierte el teclado en un teclado musical. Cada tecla del alfabeto tiene su sonido. Subes carpetas de imágenes y cuando tecleas se crea -aparte de la música improvisada- una película con tus imágenes. Estoy seguro que los críos disfrutan como críos con ella; y también de que los mayores disfrutarán (como lo he hecho yo) como monos.

19/2/11

Kolans


Sería bonito que los cuentos fueran kolans, esos dibujos hechos con polvo de arroz con los que decoraban los indios los patios de sus casas en las fiestas y que después, los pies descalzos de los invitados desdibujaban y destruían hasta hacerlos desaparecer por completo.

Melones


Dos aprendices de mago descansaban a la sombra de un peral y decidieron averiguar cual de ellos era el más poderoso. El primero ordenó al peral que floreciera y éste floreció. El segundo ordenó al peral que diera melones y los dio. Pero el peral no podía con tanto peso. Se derrumbó y los aplastó a ambos.

Monipodio


Contra lo que su nombre pudiera llevar a pensar, Monipodio no tenía una sola pierna, sino dos perfectamente formadas. Y las usaba a menudo. Este hombre vivió en Sevilla. Tenía un patio en propiedad que no hay que confundir con aquel otro, también famoso, adyacente al huerto claro.

Leicester Stories


Robert Bakewell, un ganadero de Leicester que vivió a mediados del siglo XVIII tuvo una oveja gigantesca. Era del tamaño de un elefante grande y pesaba más de seis mil kilos.


Esta oveja no daba leche, sino vino. Ella sola constituía más de la mitad de la cabaña ovina del condado, producía el 60% de la cosecha vinícola y abastecía cumplidamente a dos fábricas de lana.

Espejos


El hecho de que siempre que nos asomemos a un espejo éste refleje fielmente las facciones de nuestros padres, sólo tiene una explicación: todos los espejos, absolutamente todos sin excepción son mágicos.

Los ricos con alas


En el país de los ricos con alas, los pobres no tenían ni siquiera pies y no les quedaba más remedio que andar por ahí de un lado para otro, reptando lo mejor que podían.

13/2/11

Plagio


No es fácil evitarlo. El plagio, digo. Yo mismo cada línea que escribo días después me la encuentro escrita por otro en alguna parte, y tengo que desecharla por vergüenza. Juro que tengo la papelera llena de obras de Thomas Mann y de Octavio Paz que no sé cómo, me las copiaron antes. Lo cierto es que se ha escrito y publicado tanto que uno siempre encuentra lo que ha escrito en otro sitio. O lo cree así porque le conviene, claro. O sea que las librerías están atestadas y parece que ya no hay forma de escribir algo nuevo (esto es tan falso como todo lo anterior).


El caso es que cuando un escritor descubre este problema en uno mismo, lo que suele ser bastante habitual, el hecho de llamarle intertexto al nuevo texto consuela mucho. Yo lo he comprobado. He escrito párrafos enteros de otro autor y después de releerlos varias veces los he llamado intertexto y me han parecido míos. Tal vez lo sean. Por ejemplo y por poner un caso concreto, la semana pasada escribí doscientas veces la frase de Isak Dinesen “En realidad tengo tres mil años y he cenado con Sócrates” y al final casi llegué a creer que era mía... el deseo se confunde con la realidad.


En España en los últimos años hemos tenido algunos casos sonados de plagio, cuyos nombres no voy a decir por ser conocidos de todos. Por lo general yo tiendo a ser comprensivo con esos autores o autoras, y con el plagio en sí (aunque no con el beneficio obtenido con él), porque en verdad sé que en el fondo ni siquiera ningún texto de los que yo mismo escribo es realmente mío. De hecho y esto no debiera decirlo, creo que es suyo. Es decir, de usted que lo está leyendo. Así que ánimo, no se prive, escriba a mi editor y reclámele la parte de mis royalties que le corresponde por derecho.


Pero dejemos estas tonterías y vayamos al fondo de la cuestión: ¿Por qué se plagia? Pues bien, lo diré. No es por dinero. No. Es porque rejuvenece. Esa es la verdad. Sobre todo rejuvenece mucho plagiar a los clásicos. Y lo digo en serio. Usted también puede experimentarlo. Pruebe. Dedíquese a este negocio, hombre. Es fácil. Vaya a la biblioteca, copie un poco a Virgilio o a Catulo y verá cómo enseguida se quita unos cuantos años de encima. Es mejor que el botox, se lo aseguro.


NOTA: La foto de arriba es de un Banco de Imagen: la he comprado o sea que es mía... aunque también sea de su verdadero autor. Pero no contento con eso (los humanos somos incorregibles), acto seguido la he copiado, la he invertido y la he pegado al lado (aparte de otras modificaciones). Así que ahora es una nueva foto resultado de una que se copió a sí misma. Plagiarse a uno mismo es lo mejor que hay. Eso sí que rejuvenece como nada. Y el proceso puede repetirse hasta el infinito. Mmmmh ¡qué idea!, podría intentar repetir este post exactamente igual millones de veces. Voy a pensármelo...

Pavo (gastronomía)


El pavo o guajalote es originario de América, en concreto de México. Ya lo criaban y consumían los indígenas cuando llegaron los españoles. El pavo es el pavo. El animal que llamamos pavo real, originario de la India, no es un pavo, sino un faisán.


Los pavos pueden volar si se lo proponen pero raras veces lo hacen por pereza.


El pavo macho silvestre es pendenciero y tene un harén con varias hembras. Esto es usual entre las gallináceas. Las pavas son muy precavidas. Cuando ponen huevos los ocultan al macho pues saben que si este los descubriera, los destruiría. O sea que también hay violencia doméstica en el reino animal.


El pavo se asa por Navidad, pero él no lo sabe.

El toro del mar


“Desearía ser un hombre de fuego,” –se lamentó amargamente el Toro del Mar–, “un hombre de miel, un simple pescador de esponjas, un cronopio, un niño ...cualquier cosa menos esto.”

Sobre héroes y dioses


Si se encuentra un joven hermoso moribundo, abandonado en el agua de un río o arrastrado por las corrientes marinas, hay que recogerlo y cuidarlo, alimentándolo con leche fresca de ave (vale cualquier ave). Si se procede de este modo, el joven se repondrá y llegará a convertirse en un héroe o en un dios.


Este consejo es muy útil.

7/2/11

El jesuita de Wendy Doniger


El jesuita de Wendy Doniger, doctora en sánscrito y profesora de la Universidad de Chicago, nunca fue tomado en serio. Dicho religioso al que se le prohibió fumar mientras meditaba, inteligentemente arguyó que nadie le había prohibido meditar mientras fumaba. Así que siguió haciendo lo mismo.


El caso es muy interesante y no muy conocido, y merecería que se le dedicara más tiempo y atención. Lamentablemente aquí no disponemos de ninguna de las dos cosas.


Sin que tenga nada que ver con lo anterior, esta señora, Wendy Doniger, a la que admiro profundamente me ha regalado tal cantidad de observaciones de una extraordinaria agudeza que probablemente le deberé agradecimiento eterno. Por ejemplo y cito sus palabras: “Si se fotografía algo, uno lo conserva más o menos para siempre, pero el acto de fotografiar puede interferir no sólo con la experiencia plena que se tiene de ese momento, sino con el poder personal de conservarlo en la memoria.”


Relean ustedes las últimas palabras. Yo siempre he pensado que esto era así, por lo que el hecho de leerlo expresado con tanta claridad constituyó para mí en su momento, una revelación. He sido fotógrafo muchos años, pero de alguna manera nunca me ha gustado del todo hacer fotos... aunque no me importa que me las hagan (nunca he tenido miedo a que me robaran el alma, tal vez porque no tengo). Mi reticencia hacia “El otro lado de la cámara”, que es también el título de un maravilloso libro de Arnold Crane, nace del hecho de que mirar a través del objetivo siempre me ha transmitido la inquietante sensación de que me estaba perdiendo lo real, fuera. Una parte del mundo... quizás la importante. Me pasa algo parecido con las gafas de sol. Siento que a través de ellas no estoy viendo todo lo que debería de ver.


Por tanto y por todo lo anterior, concluyo que el jesuita hizo bien en seguir furmando, independientemente de las consecuencias que dicho hábito pudiera haber tenido a la larga para su salud física.

Dondiego de Noche (botánica)

Es el dondiego o donjuán de noche (Mirabilis jalapa) una planta perenne extraordinariamente dotada para la seducción y las artes amatorias, actividades en las que ha llegado a convertirse en un consumado maestro. Originaria de Méjico, a esta planta se la llama también, sorprendentemente, Maravilla del Perú, lo que demuestra su habilidad para adoptar diversas personalidades y hacerse pasar por lo que haga falta.


Esta elegante nictaginácea florece en las noches calurosas del verano, y es capaz de recitar apasionados versos de amor con los que atrae y engaña dulcemente a las doncellas inexpertas. El dondiego exhala un delicioso perfume cuando se pone el sol y cuenta historias maravillosas, pero su corola se cierra siempre al amanecer.


Las flores son muy lucidas y de buen tamaño. Pero lo más característico de esta hierba arbustiva es el enorme nabo negruzco que tiene y del que nacen nuevos vástagos cada primavera. Tal vez sea esta la causa, y no su hermosura, por la que el dondiego ha recibido también a menudo los nombres de “Buenas Noches”, “Hermosos Suspiros” y “Milagro de la Noche”.

Rodaballo (gastronomía)


Este pez es un pleuronéctido teleósteo de la familia de los escolftálmidos. Pero como la definición precedente no aclarará prácticamente nada a los lectores, diremos mejor que el rodaballo es un pez plano de carne blanca muy sabrosa. Esto ya se entiende un poco mejor. Algunos lo llaman “faisán del mar”, aunque su parecido con dicha gallinácea como sabrá cualquiera que haya visto un rodaballo de cerca (y un faisán), es más bien remoto.


El rodaballo es uno de los pescados de mesa más apreciados, pues se comporta en la misma como un caballero de buena cuna: nunca habla de política ni de religión, y jamás hace ningún comentario que pueda dejar en mal lugar a los anfitriones. Cualquiera que haya cenado un rodaballo lo sabe.


Además es culto y cortés, y si se le da la ocasión tiene una conversación ingeniosa, salpicada de toda clase de anécdotas interesantes que animan mucho la velada.

3/2/11

Un naufragio


Un pez sierra gigante necesitaba unas tablas para construir un armario. Fue a dar una vuelta por el mar y vio un barco nuevecito con unas maderas buenísimas. Se acercó y se puso a serrarlo inmediatamente. El barco era un yate de lujo. A bordo iban un grupo de multimillonarios ociosos, un famoso escritor de best–sellers, un cantante de rock y algunas top–models. Cuando vieron lo que estaba haciendo el pez sierra, se asustaron mucho y empezaron a gritar aterrorizados.


– ¡Socorro, auxilio, un pez sierra asesino!


Pero nadie podía oirlos en medio del mar excepto el pez sierra y este no estaba dispuesto a hacerles caso. Además no era un pez sierra asesino, tan sólo quería las tablas. Siguió serrando el barco pacientemente: rac, rac, rac.


Los multimillonarios, con gran dolor de su corazón, ofrecieron dinero al pez para que dejara de serrar. Como eran muy tacaños empezaron sólo con unas pocas libras, pero al ver que el pez sierra no se dejaba engatusar, subieron la oferta hasta varios millones. Sin embargo tampoco eso resultó. El escritor, las modelos y el cantante de rock, que también eran ricos se sumaron a los multimillonarios y le prometieron al pez fama, éxito social y en fin... el oro y el moro. Pero nada, el pez sierra siguió serrando y serrando hasta que el barco se rompió en dos mitades y se fue a pique. Para entonces los tripulantes habían embarcado ya en un bote salvavidas y habían conseguido alejarse prudentemente. Como al pez sierra solo le interesaban las tablas, los dejó ir.


Los náufragos navegaron a la deriva durante varios días hasta que por fin avistaron tierra. Por supuesto se trataba una isla desierta y no tuvieron más remedio que quedarse en ella. No había nadie en cientos de millas a la redonda. Estaban solos en medio del mar. Las habilidades y aptitudes de aquellas personas en la vida real resultaban inútiles allí, y todos tuvieron que aguzar mucho el ingenio para sobrevivir.


El cantante de rock formó un grupo con varios monos y se pasaba todo el día ensayando bajo un cocotero. Las modelos crearon un taller de alta costura, y cada temporada presentaban sus colecciones en la playa con gran éxito de crítica y público. La última colección de primavera–verano “Hojas de Palma” fue muy celebrada. El escritor se especializó en temas náuticos y los millonarios... se limitaron a comprar la isla.