16/10/11

El hombre y el león

Esta historia trata de un hombre y un león, cosa que cualquier lector despierto ya habrá notado. De no ser así, se recomienda proceder de nuevo a una detenida y atenta lectura del título.


El hombre es joven. Lleva una camisa de seda muy ceñida, de color gris oscuro y unos enormes pantalones acampanados. Ambas cosas están muy de moda este año, aunque casi nadie se las pone ya que para que sienten bien es preciso medir un metro noventa y ser muy guapo. Son cosas que solo le quedan bien a los modelos.


El león no es guapo. Es un león normal. Al contrario que el hombre, está desnudo. No es joven pero su edad aquí carece de importancia. Es fiero, eso sí.


El hombre no está asustado. El león tampoco. Ambos miran a la cámara con aire desafiante. El león fuma en pipa y al mismo tiempo, baraja la posibilidad de comerse al hombre. El hombre ignora esto y cree que el león es su amigo. Ese es el encanto de la imagen.

7/10/11

Tintín


Un niño tenía la idea de que era amigo de Tintín y que los dos iban juntos a todas partes. Le decía a su madre:


– Mamá, salgo a dar una vuelta por el parque con Tintín.


– De acuerdo, –contestaba ella–, pero no volváis tarde que enseguida va a estar la comida.


Cuando el niño regresaba, gritaba desde la puerta:


– Ya estamos aquí.


Y la madre le decía a los dos que se lavaran las manos y se sentaran a la mesa para comer. Otros adultos opinaban que aquello era una bobada y que no se le debían consentir a un niño tales fantasías que no hacían sino maleducarlo. Su tío Ernesto, por ejemplo, que era un señor muy serio, le dijo una vez:


– También hay un perro que se llama Rintintín, ¿lo sabías?


Pero el niño lo miró conmiserativamente y ni siquiera se dignó contestarle.


NOTA: Como no tenía a mano una foto de Tintín (recuerden que en francés se pronuncia Tantán) he puesto esta de Crispín, que no tiene esos problemas de pronunciación. Por supuesto Crispín aparece aquí como casi siempre, acompañado de ese señor de melena negra que iba con él a todas partes.