20/5/10

Cuchús Pimentel (retrato)


Bien saben quienes me leen que yo parto de la idea, clásica, de que el retrato es un género literario. Y lo es. Como además he sido fotógrafo profesional durante años y he retratado a mucha gente, aquí va un retrato más de los que publico a veces en este blog. En este caso uno muy querido, de Cuchús Pimentel, genial guitarra flamenca (él dice “guitarra española”), que es sorprendentemente... gallego. Oir a Cuchús tocar por bulerías o por soleá y ver sus dedos bailando en el mástil y rasgueando las cuerdas es una maravilla inexplicable que pone los pelos de punta a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.


Además Cuchús (aquellos que quieran comprar sus discos o buscarlo en internet aquí tienen una muestra de su arte) es un buen amigo aunque hace tiempo que no me lo encuentro por la calle. La foto en cambio no es buena, pero es la única que conservo de una época en que le hice muchas. En concreto esta formaba parte de una serie de fotos que hice en la playa de Samil durante una puesta de sol a Cuchús, Alberto Conde y Kin García, con bajos, teclado, amplificación y de todo extendido con cableado hasta la playa. Un espectáculo visual y sonoro gratuito, que los clientes del Camaleón (un pub) agradecieron entonces con muchos y muy gratificantes aplausos.


Yo hice cientos de fotos y después las manipulé hasta destrozarlas y darle el aspecto que pueden ver en la muestra. Entonces no existía el Photoshop y estas cosas las hacíamos a mano, y muy a menudo a oscuras. Después, con unas pocas hice unos grandes montajes fotográficos entrecortados e inesperados como lo que retrataban: puro jazz. Esta foto es un rastro diminuto de aquello. Una parte minúscula y hermosa de algo que solo pertenece a la memoria.


NOTA: En enero de 2010 publiqué un cuento en este blog titulado “Duendes” en el que no salía Cuchús, y me doy cuenta ahora de que en rigor tendría que salir. Por otra parte, en abril de 2009 otro, “Alberto Conde”, cuenta lo mismo. ¿Siempre hablamos de lo mismo? Cuchús: gracias por la música, muchacho. Es lo que vale.

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