Se atribuye generalmente a Juan Sebastián Elcano la autoría de la primera vuelta al mundo, pero eso no es del todo cierto. En realidad Elcano sólo se ocupó de la segunda mitad del viaje, ya que hasta la isla de Mactán la expedición estuvo al mando del portugués Hernando de Magallanes.
Pero Elcano era un tipo con suerte. Eso se supo en cuanto se lo vio entrar en la barra de Sanlúcar la brillante mañana del 7 de septiembre de 1522. La gloria iba a ser suya, estaba cantado. El vasco de Guetaria sonreía abiertamente en la proa. Hambriento, enfermo y agotado sí, pero orgulloso y triunfante. Y cuantos estaban allí pudieron leer aun a sus pies, en el deteriorado casco del barco, el nombre. El nombre de la única nao superviviente: Victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario