13/9/09

La máquina de gorjear


La máquina de gorjear de Paul Klee puedo haber sido uno de los inventos más importantes del siglo XX. Más que el automóvil. Si algún empresario como Henry Ford u otro parecido hubiera creído en aquel proyecto en su momento y se hubiera atrevido a fabricarla, tal vez hoy el mundo sería muy distinto.


La máquina constaba de cuatro pájaros gorjeantes bien anudados entre sí por una compleja estructura de alambre en forma de carpa de circo. El conjunto se apoyaba en un hueco hecho en el suelo y en un pequeño pez que señalaba al sur, como una brújula china (las brújulas chinas en lugar de una flecha tienen un pez y en lugar de señalar al norte, señalan al sur). Dos de los pájaros tenían cola y los otros dos sólo pico y lengua. El resultado era elegante y sobrio como un llavín.


El objeto de la máquina, como su propio nombre indica era gorjear eficientemente, lo que hacía a la perfección. La utilidad de la máquina, o sea para qué servía en realidad estaba por ver. Pero lo mismo le pasó al Ford-T al principio: todo el mundo pensaba que era un invento absurdo. Total, para andar por ahí de un lado a otro ya estaban los coches de caballos... Muy pocos creyeron en el invento de Ford excepto él mismo.


Klee no tuvo a su lado a alguien con esa misma fe.

2 comentarios:

PATSY SCOTT dijo...

¡Qué poca visión! No me cansaría nunca de oir los grajeos de los pájaros de Klee. ¿Qué tamaño tenía la máquina?

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Pensaré en una utilidad a la que poder destinar esta máquina. Ya le avisaré para patentarlo. Y lo haré porque lo único que yo no recuerdo es el mañana.
Un saludo