La lengua del Paraíso se perdió. Fue una lástima porque era muy útil y bonita. Adán y Eva la hablaban con normalidad antes del asunto del pecado pero después la olvidaron. En aquella lengua las palabras eran las que tenían que ser y siempre eran verdad. Además, cada palabra contenía en sí misma el conocimiento exacto de su significado así que no había que explicar las cosas, pues al oírlas por primera vez se entendían a la perfección.
Hoy en día si una persona le dice a otra una palabra cualquiera, por ejemplo “león”, y la otra persona no sabe cómo es dicho animal, la primera tiene que describirlo en detalle: carnívoro, felino, de dos metros de longitud, de color pardo claro, vive en África y en India... Resulta complicado y muy tedioso. Este es un problema que tienen todas las lenguas. En cambio en la lengua del Paraíso si una persona le decía a otra la palabra correspondiente a león, la otra sabía cómo era el león al momento. Eso ahorraba mucho tiempo y permitió a nuestros primeros padres dedicarse a otras actividades, aunque ilícitas, mucho más gratificantes que la conversación.
La verdad es que el Paraíso estaba muy bien.
2 comentarios:
Me encanta pasar por aquí porque siempre consigues sorprenderme y maravillarme con tus relatos, y hacerme pensar, a mí es que, me gusta pensar, y me gusta leer, ver, escuchar todo aquello que además de hacerme sentir emociones, consigue hacerme pensar…
Nunca me había parado a reflexionar sobre la lengua en la que hablarían Adán y Eva, y me gustó la idea de ese lenguaje sin dobles sentidos, y sin lugar a malentendidos, que bueno sería que en la actualidad existiera un lenguaje así, claro que, entonces, estaríamos en el paraíso ;)
Saludos
Esto pasa también con la palabra tontaina: ya no se sabe qué es de la cantidad ingente que nos rodea.
Un relato lleno de significados.
Saludos.
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