18/4/10

La falda giratoria


Mariela tenía una falda giratoria. Cuando Mariela se levantaba por la mañana y se la ponía, la falda estaba en su posición correcta porque Mariela, que no es tonta, se la ponía bien. Pero a lo largo del día la falda iba girando por sí sola, así que Mariela tenía que estar ajustándosela constantemente y, como os podéis imaginar eso es un engorro. Un día llevó la falda a la tienda donde la había comprado. La puso encima del mostrador y dijo, muy enfadada:


- Esta falda que me han vendido ustedes es un engorro. Gira sola.


Ante el asombro de Mariela, la dependienta, como si fuera la cosa más normal del mundo se dirigió a la falda con voz firme:


- ¿Es cierto eso, falda, te has convertido en una falda giratoria?


Cuando la falda contestó, Mariela dio un brinco.


- Sí, es cierto, lo confieso, -dijo la falda contrita-, sé que está mal, pero no puedo evitarlo... es que me gusta ver el paisaje.


- ¡Cielos!, -gritó Mariela-, pero esta falda no solo gira, sino que además habla.


La dependienta no pareció dar importancia a la observación.


- Disculpe, señorita, hemos tenido este mismo problema con algunas faldas como esta. Se la cambiaremos inmediatamente por una nueva.


Pero Mariela la interrumpió:


- ¡Eh, eh, espere un momento, por favor! ¿Por qué nunca me has hablado a mí? -le dijo a la falda-.


La falda contestó:


- Como siempre me ponías mirando hacia otro lado, pensaba que no querías hablar conmigo.


- ¡Oh, vaya!

1 comentario:

maikix dijo...

Las faldas giratorias es lo que tienen, si quieres tenerlas en su sitio continuamente tienes que ponerlas firme. Sin embargo son una delicia para bailar.