25/4/10

El problema de Erictonio


Cuando Bóreas se enamoró de las tres mil yeguas de Erictonio y las dejó preñadas a todas, Erictonio se puso hecho una furia. No era para menos. La granja de Erictonio no estaba preparada para aquello. Ninguna granja lo está: tres mil potrillos de golpe no son ninguna broma.


Fue un problema enorme y Erictonio se las vio y se las deseó para resolverlo. Aunque era rey de Atenas no por eso se durmió en los laureles. Al contrario. Se puso a trabajar de inmediato como el que más, para tratar de arreglar aquel desaguisado. Y sudó lo suyo, eso hay que reconocérselo. Tuvo que habilitar centenares de establos nuevos, contratar más susurradores y comprar terreno, y enormes cantidades de avena y forraje. Todo eso costó mucho esfuerzo y dinero; y encontrar financiación no le resultó fácil.


Por suerte Dios aprieta pero no ahoga. Cuando Erictonio ya empezaba a desesperar inventó la cuádriga, y con la patente como aval consiguió que Zeus le hiciera un préstamo. Meses después cuando los potrillos nacieron, el pobre Erictonio estaba tan agotado que ni siquiera tuvo fuerzas para ponerles nombre y se limitó a numerarlos.

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