La historia de esta santa natural de Xinzo de Limia (Ourense), es verdaderamente sorprendente. La contaré con brevedad para aquellos que no la conozcan.
Siendo Marinita una hermosa e ingenua pastorcilla (aun no era santa), se dedicaba a cuidar el ganado de su familia en Piñeira de Arcos sin hacer daño a nadie (años más tarde haría lo mismo otra famosa vaquera en la Finojosa). Un día la vio un gobernador romano (todavía no había aparecido en el mapa el Marqués de Santillana), y se enamoró perdidamente de ella. Este hombre que podría haberse llamado con toda tranquilidad Perfecto Bruto (un buen nombre romano), en realidad se llamaba Olibrio, y como Marina no le hizo ningún caso el tipo que era un sinvergüenza, se puso hecho una fiera (suele ocurrir).
La mandó prender (empezamos bien, abuso de autoridad), e hizo que la despellejaran con unos rastrillos de hierro (más, sadismo y violencia de género). Pero Marina apareció al día siguiente como nueva (sorpresa mayúscula pues aun no se conocía en aquel momento la cirugía plástica reparadora). Después el romano la arrojó a un pozo atada de piés y manos (agresión con daños), pero tampoco tuvo éxito pues las ligaduras se soltaron y Marina, que había practicado de niña natación sincronizada, no tuvo ningún problema para mantenerse a flote. Deseperado Olibrio hizo que metieran a la muchacha en un horno encendido (como se puede ver no se andaba con tonterías), pero San Pedro que está a la que salta, la rescató ilesa (en esta vida no hay como tener buenos amigos situados en puestos clave en las alturas).
Por último el gobernador la ordenó decapitar (homicidio, esta vez sí). Pero el sistema tampoco funcionó pues la chica una vez decapitada siguió sin atender a sus demandas amorosas (chasco total). Así que Olibrio tuvo que rendirse y renunciar por fin a sus absurdas pretensiones. El resto es conocido: en el sitio donde cayó la cabeza de la santa (obviamente a estas alturas ya era santa) nacieron tres fuentes cuyas aguas, como se puede deducir por el título de este cuento, también son santas. Pueden ustedes ir a verlas y comprobarlo por sí mismos (es lo que se llama “ir a las fuentes”).
NOTA: Además de las tres fuentes (santas) de Santa Mariña de Augas Santas, en el mismo lugar existe un roble santo, que parece ser fue propiedad de la santa. Nunca se ha podado este árbol milenario (y santo), pues se dice que si algún día se cortan sus (santas) ramas, de ellas manará sangre (probablemente santa).
1 comentario:
Al Perfecto Bruto nadie debió enseñarle el significado de un NO.
Publicar un comentario