El pinillo de oro (Hypericum ericoides), que no hay que confundir con la famosa trapecista de parecido nombre, es una matita peluda, de flores pequeñas y amarillas, que florece en verano, por San Juan. La hay en abundancia por toda la península ibérica.
La trapecista en cuestión, Pinito, se balanceaba en el trapecio sobre la pata de una silla. La silla era una silla de formica, normal y corriente, como la que teníamos todos en la cocina entonces. Esto era lo que más nos admiraba a los niños que después intentábamos imitarla en el salón de casa sin mucho éxito. Pinito murió no sé a que edad, tras un buen historial de accidentes y fracturas (no utilizaba red). Yo la vi en Orense una vez, cuando aun estaba entera.
El pinillo de oro en cambio nunca intentó balancearse en un trapecio. Prefirió y eligió ser una plantita discreta y nada más. Y esa es la razón por la que aparece aquí, viva a pesar de todo.
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