6/12/09

Lágrimas


La muchacha que al llorar derramaba perlas valiosísimas en lugar de lágrimas llevó una existencia muy desgraciada. De pequeña sus padres la castigaban constantemente, nadie sabe bien por qué. Después se independizó y consiguió un trabajo en el sector privado; pero también allí su jefe le reñía por todo. A lo largo de su vida se casó tres veces y en ninguno de sus matrimonios fue feliz. Sus maridos no la querían: la hicieron sufrir mucho. Y sin embargo, cuando murió todos la echaron de menos.

3 comentarios:

PATSY SCOTT dijo...

La echarían de menos porque ya no podrían hacerse los collares larguísimos que se hacían cuando vivía llorando, la pobre.
A los cerdos, mejor echarles margaritas que perlas.

Anónimo dijo...

padres, jefes, maridos ... me enternece mucho este cuento. ¿ cuantas lágrimas poco valiosas seguirán derramándose sin ningún recuerdo ?
XPiñón

Anónimo dijo...

Por el interés te quiero Andrés ... en fin, aún quiero pensar que existe gente que se mueve por otras cosas que no son los intereses propios.