8/12/09

El hombre que vivía como Dios


El hombre que vivía como Dios siempre fue muy envidiado. La gente lo veía por la calle y decía:


– Ese tipo vive como Dios. Ojalá pudiera vivir yo así.


Pues no. La gente sólo ve lo de fuera y así pasa lo que pasa, que se sacan conclusiones apresuradas. Y erróneas. En realidad aquel hombre tenía muchísimo trabajo. No paraba. Por las mañanas tenía que retirar todas las estrellas (que son millones y millones) y hacer salir el sol. Después, a lo largo del día tenía que cambiar de sitio las nubes, hacer llover, subir y bajar las mareas, provocar alguna catástrofe, un terremoto o dos, incendios por rayo, algunos derrumbamientos, acentuar el cambio climático, etc. Y al mismo tiempo vigilar el curso de los ríos, que las montañas siguieran en su lugar... En fin, tenía multitud de tareas muy complejas. Era agotador.


Después, cuando tenía un momento libre para sentarse en una terraza a tomar una caña, la gente lo veía tan sonriente y satisfecho que pensaba que aquello era Jauja. Y no. Jauja es una ciudad del Perú.

3 comentarios:

maikix dijo...

Pero seguramente sólo ha trabajado 6 días en su vida.

Anónimo dijo...

Lo reconozco ... en alguna ocasión he sido de esas personas con opiniones apresuradas. Si es que no es nada bueno generalizar.

PATSY SCOTT dijo...

Nada es lo que parece...