12/12/09

Cerdos famosos (breve diccionario)


Babe. Todo el mundo lo conoce. El simpático cochinillo, además de gran actor es un admirable ejemplo de valentía, tenacidad y superación personal. Y su historia, una maravillosa en la que el pequeño lechón nos mostró cándidamente cómo un diminuto gorrino con corazón, puede llegar a convertirse en un verdadero héroe siendo tan solo él mismo. (Aplausos).


Black Beauty. Esta cerda solípeda propiedad de Anna Sewell, la famosa escritora inglesa, fue una excelente corredora de larga distancia y en cierta ocasión llegó a ganar, contra todo pronóstico el Gran Derby. La vida de Black Beauty fue objeto de numerosas biografías y películas, entre estas últimas una muy famosa protagonizada por Liz Taylor niña.


Calco. Rey de los Daunios que estaba enamorado de Circe. Su historia es muy complicada. Circe era una maga muy poderosa que vivía en la isla de Ea. Cuando Ulises llegó allí, Circe se enamoró de él enseguida ya que Ulises era muy guapo y Circe no había visto nunca a nadie así. Calco por aquel entonces cortejaba a Circe constantemente, así que ésta para librarse de él lo convirtió en cerdo; un procedimiento tan válido como cualquier otro para deshacerse de un pretendiente. En su nueva condición Calco se volvió un rey justo y sabio, muy apreciado por sus súbditos que prefirieron siempre su nueva naturaleza a la antigua.


Cerdo de Espasante. Gorrino elegido cada verano en Espasante (Ortigueira), al que se da durante seis meses un alojamiento de primera categoría en la conocida localidad coruñesa. El marrano, que es cuidado con mimo por todos los vecinos, tiene el privilegio de andar libremente por las calles de Espasante, presentarse donde quiera, a cualquier hora del día o de la noche, y ser recibido siempre con grandes honores. Esta tradición recuerda la de la Cerda Presentárea de Roma (véase la entrada Proserpina Cesárea más abajo), si bien en este caso el gorrino no es sacrificado, sino adjudicado en sorteo el día 6 de enero. Lo que haga después su propietario con él ya es cosa suya. Existe un monumento a este cerdo en el centro de Espasante, que puede visitarse de forma gratuita.


Cerdo de Leibetra. Legendario cochino tracio de gigantesco porte que asoló la ciudad de Leibetra, y en un solo día la convirtió en ruinas. Según se dijo entonces, la justa furia de este animal se debió a la profanación de una tumba de Orfeo. Para comprender lo de “justa”, hay que leerse la historia de Orfeo entera.


Charlotte’s Piggy. El famoso “Cochinito de Carlota” no era un cerdo real, sino un cerdo-hucha. Los cerdos-hucha, también conocidos por el nombre de lechones de ahorro, son seres muy interesantes y útiles pero no son verdaderos cerdos, por lo que no vamos a perder el tiempo hablando de ellos aquí.


Eubuleo el Benévolo. Cerdo mago que presidía las ceremonias de Eleusis. Se desconoce cual era exactamente su papel en los famosos “Misterios”, aunque algunos autores opinan que Eubuleo dirigía a los jóvenes en la legendaria “Ceremonia del Fuego”, los hacía atravesar desnudos las llamas y los devolvía ilesos al mundo.


Kikungugochu. Bondadosa cerda guipuzcoana que tenía el corazón de un pájaro y el ansia de volar. Esta cerda, asturcelta pura, perteneció a Mariasun Landa, profesora de filosofía en San Sebastián, que la cuidó y alimentó delicadamente durante años con sonatinas y habas nuevas en ensalada. Kikungugochu con el tiempo, efectivamente aprendió a volar, empleando para ello tan sólo su limpia alma de pájaro y sus anhelos (véase la entrada Wilbur más abajo).


Murcina. Princesa cerda de raza chata ibérica, que vivió en la antigua Tartesos y fue muy admirada por su belleza, por la elegancia de su figura y por sus exquisitos modales en la mesa. Philippe Lechermeier la había incluido en el primer manuscrito de su famoso libro “Princesses oubliées ou inconnues”, pero la ilustradora Rebeca Dautremer se negó a dibujar la oronda efigie de la gorrina, alegando falta de ganas. Debido a este contratiempo, Lechermeier al final tuvo que excluir a la princesa Murcina de la edición del libro, lo que explica que la bella paquiderma no aparezca en él.


Napoleón. Verrraco de aspecto imponente de la raza Berkshire que fomentó la rebelión en la Granja Manor y tras la Batalla del Establo de las Vacas, se hizo con el control político y económico de la misma. Napoleón, que empezó haciéndose llamar camarada por el resto de los animales, acabó convirtiendo la granja en un régimen dictatorial y personalista basado en la represión de las libertades y en la explotación sistemática de los trabajadores. Sus acólitos lo llamaron “Protector del rebaño de ovejas”, “Amigo de los desheredados, “Amigo de los patitos”, “Sol que deslumbra al cielo” y otras perlas semejantes, con el fin de desviar la atención del pueblo de su gobierno de sangre y terror. Por supuesto, Napoleón acabó convirtiéndose en un hombre... tal vez ya lo era antes.


Olivia Falconer. Pequeña y simpática gorrinilla de raza danesa que nació en Connecticut en la década de los cincuenta y se crió en Nueva York, donde estudió danza y arte contemporáneo con gran aprovechamiento. Gracias a un fortuito golpe de suerte en la bolsa, en 1962 Olivia se hizo multimillonaria. Entonces adquirió varios cuadros de Degas (su pintor favorito) en Sotheby’s y se dedicó por entero al coleccionismo de arte, especializándose en mobiliario decó y maestros del XIX. Actualmente Olivia vive cómodamente en Miami y su galería privada de impresionistas y pre-impresionistas es una de las mejores de América.


Proserpina Cesárea. Cerda romana de buena cuna que fue sacrificada en el año 48 en el Capitolio con un difunto de cuerpo presente, con el objeto de purificar a la familia del finado. El experimento resultó un éxito, por lo que de allí en adelante y en honor de Proserpina, los romanos instituyeron el rito de matar a una cerda a la que llamaron Cerda Presentárea, en todos los funerales.


The Three Little Pigs. Aunque todo el mundo conoce el cuento de estos tres famosos gorrinos, pocos se han dado cuenta de las implicaciones políticas y sociales que subyacen en la historia. No es un cuento tan inocente como parece. Baste decir esto: el primero de los cerdos que hizo una casa de paja, era (obviamente) campesino. La casa fue derribada de un soplido por el lobo y el pobre lechón murió devorado por el cánido. El segundo cuya casa era de madera, era carpintero y siguió el mismo trágico destino que su hermano. Y el tercero por fin, que hizo su casa de ladrillo era constructor (¿de qué otro modo si no podría haberse hecho una casa de ladrillo?). Pues bien, este se comió al lobo. Piensen ustedes lo que quieran.


Wilbur. Este diminuto ejemplar de chester blanco, que llegó a ser profesor en Harvard a pesar de su baja estatura, se hizo famoso (y rico) al inventar la agenda de “día por página”, en la que el usuario podía anotar cada una de las actividades diarias en una línea distinta, hora por hora. La agenda, que Wilbur ideó y desarrolló en colaboración con Mrs. Templeton, fue un éxito de ventas, y su patente reportó al pequeño chester pingües beneficios. David Wiesner, el ilustrador, llegó a utilizar la agenda Wilbur en 1991 como base para elaborar su famoso libro “Tuesday”, en el que los cerdos consiguen por fin (un sueño largamente acariciado por esta especie desde siempre) volar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Te has olvidado de Peggy? Su paso por los "Teleñecos" no le fue indiferente a casi nadie. Sólo por el arte con el que vestía tacones merece la pena conocer su historia.

PATSY SCOTT dijo...

Para que luego llegue San Martín...