El hombre que hacía las montañas pasaba mucho trabajo. Las hacía a mano, él solo. Dios nunca le puso un ayudante a pesar de que se lo pidió muchas veces. El suyo fue un caso de explotación laboral clarísimo. No, no era Ansel Adams, sino otro. Su nombre no sale en la Biblia porque estas cosas se ocultan siempre.
Como era de prever este pobre hombre murió de agotamiento. Y por supuesto, dejó gran parte del mundo sin acabar: he ahí las grandes llanuras.
1 comentario:
Y menos mal que dejó sin terminar, sería agotador un mundo lleno de momtañas sin el descanso que dan los valles o las llanuras. Qué suerte tenemos con tu inagotable imaginación
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