18/11/09

Animales fantásticos


Este título, que ya se ha utilizado otras veces, es una tontería ya que en realidad la mayoría de los animales son fantásticos desde el Yeti a los hámsters. Cuantos tienen algún animal en propiedad lo saben. Es más, incluso los que no tienen ninguno y sólo se tienen a sí mismos en casa, también pueden darse cuenta haciéndose un par de sencillas pruebas que no diré aquí.


El María Moliner define fantástico como imaginario; pero también como magnífico, maravilloso, o simplemente impresionante por bueno. Este diccionario preclaro sugiere consultar también la entrada “seres fantásticos”, lo que amplía el campo a todos aquellos engendros creados únicamente por la imaginación o por Borges, entre los que se cuentan duendes, genios, fantasmas y otros que no se especifican. Por otra parte y por seguir con los diccionarios, el Covarrubias define animal como sustancia animada dotada de sentido y movimiento; y también como hombre de poco discurso. Esto último es interesante pero nos aleja del tema. Ciñéndonos más propiamente al título de este cuento, “animales fantásticos”, hay unos tipos que se ocupan precisamente de ellos, son los criptozoólogos.


La criptozoología es una profesión en alza últimamente, pero si usted quiere estudiar criptozoología lo tiene bastante difícil: no se enseña en ningún sitio. Tendrá que hacerse autodidacta antes... y eso tampoco se enseña en ningún sitio. El criptozoólogo más famoso de todos fue Bernard Heuvelmans, un francés muy listo que primero estudió mucho y después se inventó todo lo demás. Esto es típico de los criptozoólogos. La criptozología distingue las siguientes clases de animales fantásticos de la a a la zeta:


– a) Los que existen. En este grupo se incluyen los murciélagos, los ratones blancos, los canarios, los osos gigantes, el pájaro zapato-pico-tijera, los hombres de las nieves y algunos peces de río como la trucha, el lucio y el salmón. El escritor gallego Álvaro Cunqueiro, por ejemplo, vio una vez a un salmón que era un noble príncipe. Se trataba de un animal fantástico sin duda y así lo dejó escrito el literato en su libro “La Cocina Cristiana de Occidente”: “Yo vi caer uno ayer en la salida del canal de un viejo molino cubierto por la hiedra, y ya en la hierba moribundo, puedo decir que nunca han visto las tierras mías tan elegante caballero, tan vestido de plata, tan fino señor, un infante de León en fin, como aquel salmón.”


– b) Los que no existen.


– c) Los que son enormes, como el Kongamato de Jiundu, una especie de pájaro gigante que vivía en el Zaire y practicaba la libanomancia. O sea que tenía la facultad de adivinar el futuro mediante la aspiración de humo de incienso; una disciplina adivinatoria muy difícil.


– d) Los que perecieron víctimas de la ignorancia de los hombres, como las grandes tortugas.


– e) Los que tienen pelo, como el Pies Grandes de Minessota.


– f) Los que viven en el mar, como el Basilosaurio de Alaska, o el Morgawur de Cornualles, una gigantesca serpiente marina de la costa de Inglaterra que fue propiedad de Enrique VIII. Esta bestia hablaba francés y se alimentaba de nutrias vivas.


– g) Los que se parecen a un perro.


– h) Los yetis de Khumbu, que construyen pirámides.


– i) Los gusanos alpinos.


– j) Los animales que tienen un solo cuerno.


– k) Los que son más pequeños que los hombres. En este grupo se incluyen los Yerenes de Hube, una especie de monos que viven en China; los Shirúes de Ecuador que solo se alimentan de cortezas de árbol; los Mapinguaris del Brasil; y los hombres polilla de Virginia, que tienen los ojos inyectados en sangre y matan a los lactantes si se los deja a solas con ellos.


– l) Las culebras enanas de Mongolia que eran inofensivas de cerca, pero de lejos provocaban la muerte.


– m) Los animales de la Atlántida. Estos eran toros acuáticos, peces alados, y caballos, yeguas y cabritos de mar.


– n) Los ciervos de Cíbola, que eran de oro.


– ñ) Las moscas de Qumrán, que vivían en Jordania y escribían libros.


– o) Los animales que son propiedad del Papa de Roma.


– p) Los roedores de Jung, más conocidos como “conejos energéticos”.


– q) Los peces de Samuel Guthrie, que tenían visión remota. Estos ictínidos que fueron sometidos a numerosas pruebas de laboratorio podían adivinar el futuro con facilidad a condición de que se los alimentara con hombres sanos.


– r) Los gatos de Erik Hanussen. Un grupo de felinos domésticos que vivían en el parlamento alemán. Estos gatos fueron adoptados por Adolf Hitler y sus opiniones (desacertadas) acerca del desarrollo de la guerra siempre fueron muy valoradas por el mandatario germano.


– s) Las palomas de Santa Teresa y las tórtolas de don José María Castroviejo, ya que estas aves columbiformes eran capaces de levitar sin ayudarse para ello de su natural aptitud para el vuelo.


– t) Los Grandes Cuervos Blancos que vivían trescientos y cuatrocientos años. El más famoso fue aquel enviado por Noé a recorrer el mundo después del diluvio y que nunca regresó al Arca. Dicho cuervo tuvo muchos hijos. Uno, que se llamaba Ops tuvo un templo famoso en la Vía Sacra. Ops no podía montar a caballo, pues le repugnaban los solípedos.


– u) Los gorriones de San Benitiño de Cova de Lobo, en Ourense, a los que se entregaban los niños poseídos de “tangaraño” para que los curaran, cosa que los fringílidos hacían generosamente sin pedir ninguna recompensa a cambio.


– v) Los pollos sagrados de los Pularios romanos, que eran prostitutos reconocidos, pero decían la hora con exactitud a condición de estar correctamente alimentados.


– w) Los cromatóforos.


– x) Los rapsodomantes, animales diminutos de diversas clases que solían aparecer en los libros y en los versos sin haber sido convocados.


– y) Los animales santos como Efraín el Cantagrillos y Santa Eudosia, la enviada de la primavera.


– z) Los animales arsenavianos y las vacas bursionvskas o vacas pardiñas rusas, que rechazaban el uso del oro pues lo consideraban un producto del demonio.


Y con estos ya vale. Puesto que se ha acabado el alfabeto y esto era de la a a la zeta, lo mejor para mi y para ustedes es que dejemos este maldito asunto aquí. Ya seguiremos cualquier otro día, porque lo que sí está claro... es que aun podemos inventarnos muchos más. Gracias por su atención y fin.

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