Para aprender idiomas no hay nada mejor que el Espíritu Santo. Se te posa encima una vez y listo: de repente ya los sabes todos. Es mejor que el Assimil. No tienes que trabajar nada. Eso sí, tienes que tener fe. El método se llama Pentecostés; lo tiene registrado la Iglesia Católica desde hace siglos. Es un método barato, sencillo y apenas requiere esfuerzo por parte del alumno. Pero casi no se emplea ya, pues si se hiciera hoy generaría la violenta oposición de academias, universidades y escuelas de idiomas de todo el mundo. Y con razón, ¿de qué iban a vivir?
Los judíos usan el mismo método pero lo llaman Shavuot, y en su caso sirve para aprender leyes en lugar de lenguas. Esto es típico de los judíos: hacen lo mismo que cualquier otro, pero le ponen un nombre distinto y así les queda muy fino.
En otro tiempo este método para aprender idiomas fue común y lo empleaban multitud de escuelas con óptimos resultados. Famosos fotógrafos de la antigüedad como Pinturiccio, Giotto, El Greco y otros más, retrataron a menudo a grupos de alumnos siendo instruidos mediante el Pentecostés en clase. Si les interesa pueden ver ustedes esas imágenes en Wikimedia Commons, simplemente tecleando “Pentecostés”. Es fácil.
NOTA DE AGRADECIMIENTO: Este cuento me lo ha sugerido Patsy Scott, a través de un comentario suyo a propósito de... historias de la Biblia.
1 comentario:
Jaja, si estoy pensando en cambiarle el nombre a mi academia. Los recibos los podrán abonar directamente en el Banco del Espíritu Santo.
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