En la Isla de Pascua hubo una estatua que era diferente, pero ya no está allí. Fue una historia trágica porque aquella estatua no quería hacer daño a nadie. Simplemente estaba harta de ver siempre el mismo paisaje, así que un día se dio la vuelta sólo por variar, para ver qué había al otro lado, sin percatarse de que aquella acción inocente podía traer consecuencias nefastas.
Efectivamente. Las estatuas constituían una comunidad retrógrada e inmovilista y no podían consentir de ninguna manera que una de ellas se saliera de la norma. Primero la increparon llamándola traidora, esquirol, malnacida y otras cosas peores. La estatua sufrió mucho. Después se reunieron a sus espaldas y conspiraron para expulsarla de la isla. Una noche mientras la estatua diferente dormía, las otras se abalanzaron sobre ella por sorpresa, la arrancaron del suelo y la arrojaron al mar. La estatua no flotaba y tampoco sabía nadar; en unos segundos se hundió en las frías aguas del Pacífico.
A la mañana siguiente todas las estatuas ocupaban sus puestos como antes, mirando fija e hieráticamente al horizonte con la expresión fría y concentrada de siempre... como si no hubiera pasado nada.
1 comentario:
De ahí el dicho: " el que se mueve no sale en la foto" ¿Alguien ha visto a esa estatua díscola en alguna postal de la isla de Pascua? Pues eso.
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