Al principio, cuando nació el niño con alas sus padres pensaron que era un ángel; pero no. Mientras era pequeño apenas se le notaban las alas, dos pequeñas protuberancias blancas en la espalda. Pero a medida que fue creciendo se desarrollaron y se convirtieron en un par de alas muy hermosas. Después el niño con alas no hacía nada. Ni siquiera estudiaba. Simplemente andaba por ahí todo el día, revoloteando y cavilando. Toda la gente del barrio lo conocía bien. Pasaba por encima del kiosko y Camilo, el kioskero, le decía:
– Buenos días, niño con alas, ¿qué tal se anda hoy por ahí arriba?
Y el niño contestaba:
– Así, así, Camilo, no te creas, hoy hace un poco de viento –y se alejaba arrastrado por una corriente.
Este niño se alimentaba de bolitas de algodón. Sus padres compraban algodón en la farmacia y hacían bolitas pequeñas, haciendo rodar un pedazo de algodón entre los dedos. Después se las daban de una en una.
Por la noche el niño con alas no se acostaba, sino que dormía de pie en el cabecero de la cama, con la cabeza debajo de un ala, como un canario.
1 comentario:
Siempre me ha fascinado la manera de dormir de los pájaros, escondiendo la cabeza bajo el ala. No sé la razón, porque tienen párpados. ¿Lo sabes tú?
P.D. Veo que has colocado la portada del próximo libro. Por favor, ¡avísanos, cuando se publique!
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