Esta ilustración pertenece a una serie sobre Egipto; un tema totalmente desconocido para mi y sobre el que mi ignorancia es enciclopédica.
Hace mucho que no hago ilustraciones. Seguramente porque en algún momento descubrí que era preferible y más gratificante admirar y disfrutar buenas ilustraciones ajenas que ser yo el autor de unas malas.
Pero esta la pongo hoy aquí porque no tengo muchas ganas de trabajar. Y también porque al encontrarla en una antigua carpeta y volver a verla, me ha parecido descubrir en ella una inesperada reflexión sobre la digestión y el arte: la de que algunos digieren el arte muy mal. Perdón, es que ayer he visto una exposición de arte contemporáneo, supuestamente importante (no diré el nombre del artista para evitar granjearme enemigos).
Claro que cuando la pinté yo no tenía esa intención. Seguramente entonces era más ingenuo.
Ya dijo alguien una vez malintencionadamente: “Sí, yo también practiqué el verso libre cuando era joven... porque creía que era más fácil.”
2 comentarios:
Menos mal, pensé que sólo me pasaba a mí, lo de los versos libres... ;)
Paula
Tus ilustraciones nunca fueron malas. Aún conservo un pavo que me dibujaste una Navidad.
Aviso para navegantes: vendo una ilustración de un pavo gallego.
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