29/4/09

Shizuku


          Este cuento me lo ha enviado mi amiga Mercia Fuoco, diseñadora, creativa, fotógrafa... y unas cuantas cosas más.

          El cuento es de Mercia y Daniel Pontón; es decir que no es mío. Si lo pongo aquí es porque es precioso, mucho mejor que los que escribo yo, y las ilustraciones una maravilla (todo lo que hace Mercia en diseño gráfico es de categoría superior). 

          Como es improbable que usted pueda hacerse con un ejemplar por ahora, al menos con esto sabrá de qué va. Además, aunque consiguiera hacerse con uno está en japonés, así que mejor aténgase a lo siguiente.

          Sinopsis: Shizuku es una gotita de agua que tiene cuatro hermanos. Vive en una nube tan tranquilamente, pero por culpa de una tormenta cae en la tierra y pasa por muchas aventuras. Por fin consigue volver a casa gracias a la ayuda desinteresada de una planta y de una gaviota. 

          Básicamente esto es todo.

          La historia es bonita y tiene mucho encanto, pero yo, tras haberla disfrutado tengo tres objecciones. 

          Primera. Las gotas de agua son esféricas. La típica forma de lágrima con que las imaginamos es la forma que tienen cuando se deslizan por una superficie lisa. Pero cuando una gota se ha vuelto lo suficientemente grande para caer tiene unos 2 mm de diámetro y es esférica. Entonces, según explica Gavin Pretor-Pinney en su famoso libro “Guía del observador de nubes”, la resistencia del aire la convierte en una especie de lentilla gruesa con la parte cóncava hacia abajo. Se parece más que nada a una boina, o a “la parte superior de un bollo de hamburguesa” (el símil de Gavin no es elegante pero sí muy descriptivo). 

          El caso es que las gotas de lluvia son así. Y punto.

          Si nos guiamos por las ilustraciones (y Mercia es de fiar), Shizuku parece otra cosa. Tiene una forma irregular, como una piedra. Tal vez sea lo que los meteorólogos llaman “polvo de diamante”, un tipo de cristales de hielo de menos de 0,2 mm de diámetro que se forman en el aire en días muy claros y fríos, sobre todo en los polos. 

          El “polvo de diamante” está formado por cristales de agua que permanecen en suspensión en el aire y destellan como diamantes. De ahí su nombre. Pero no caen de ninguna nube.

          Segunda. El cuento no dice si la protagonista vive en un cirro, en un cúmulo o en un estrato, dato que nos aclararía cuestiones básicas acerca de la verdadera naturaleza de Shizuku. 

          Los cirros están compuestos por cristales de hielo y no producen lluvia; los cúmulos, las típicas nubes algodonosas o las grandes nubes de tormenta sí que están formados por gotas de agua (10.000 millones por metro cúbico aproximadamente) y sí que producen precipitaciones; y los estratos por fin, como la niebla, son de sobra conocidos... ¿quién no ha atravesado uno alguna vez?

          Tercera y última. Lo de la gaviota no está claro. El cuento no especifica si es una gaviota cabecinegra de patas rojas, una gaviota de Bonaparte, una gaviota enana, una argéntea, una hiperbórea o una patiamarilla común. El asunto tiene su importancia, ya que dependiendo de ello, la historia resulta creible o no. He estudiado detenidamente la ilustración de la gaviota, pero no he logrado llegar a ninguna conclusión clara al respecto. Lo siento.

          En fin. Es una lástima que no puedan ustedes leer el cuento, aunque solo sea para confirmarme, como sospecho, que mis dudas y objecciones no son más que tonterías.

          No sé. Tal vez Mercia y Daniel vayan dejando a su paso por ahí, sin saberlo, una finísima estela de “polvo de diamante”. 

          Podría ser ¿no?

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