Esta hermosa gallinácea traida a Europa por los griegos, es una de las maravillas de nuestros campos y un plato sin igual en la mesa. El faisán dorado y el faisán de Lady Amherst son dos de los más bonitos, aunque no necesariamente los más sabrosos.
Los faisanes se pueden tener en cautividad exactamente igual que las gallinas. Dan los mismos problemas. El Kiu, un hermoso y recomendable restaurante de La Orotava con excelentes vistas, los tiene sueltos por la terraza y resultan muy decorativos (véase la foto).
Los faisanes macho tienen varias compañeras y no dan golpe en casa; en esto se parecen mucho a otras especies. Nunca toman parte en la incubación, en la cría de los polluelos, ni en ninguna de las otras variadas y tediosas tareas del hogar.
Un famoso médico italiano del siglo XVII cuyo apéndice nasal superaba en longitud a la cola de cualquier faisán conocido, aseguraba con convicción que, y cito textualmente: “el faisán provoca asma y otras enfermedades en las gentes rústicas, por lo que estas deben abstenerse de comerlo y dejarlo para las personas nobles y distinguidas”.
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