Bibendum. ¿Quién no lo conoce? Un tipo hecho de llantas que apareció en el mundo hace más de cien años. Entonces ni existían las llantas. Casi ni siquiera había coches... como no fueran de caballos. Era un marciano. Literalmente. Alguien venido de otro planeta. Después, una vez que se hubo instalado entre nosotros, este tipo orondo se inventó unos mapas de Francia y una guía gastronómica (la de sus amigos) y con el tiempo la convirtió en la mejor del mundo (la de sus enemigos).
Bibendum. Para los diseñadores gráficos –yo lo soy–, una maravilla. Lo creó de la nada un tal O’Galup al que contrató un millonario loco. Al principio era una mascota, pero hoy su propietario tal vez obtenga más dinero con él que con cualquiera de sus otros productos. Así es la vida: “Manducemus et bibamus, cras enim moriemur” que dijo San Pablo. O lo que viene a ser lo mismo: “Comamos y bebamos, que nos vamos a morir”. Bibendum. ¡Salud!
NOTA: Siguiendo la moda de los tiempos (este personaje siempre fue un “moderno”) recientemente Bibendum se sometió a varias liposucciones y tratamientos de belleza, así como a un intensivo entrenamiento a cargo de un preparador físico personal. A resultas de ello actualmente ostenta una figura mucho más atlética. La ilustración lo muestra con su antiguo aspecto.
1 comentario:
¡Pues comamos y bebamos! Y algo más, si puede ser.
No sabía yo del tratamiento de belleza, aunque no me extraña, tal como está el patio. Con esos "michelines", no está al día.
Un abrazo.
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