22/1/10

Necios, necedades y La Orden de la Tenaza

Francisco de Quevedo en su “Origen y definiciones de la necedad” estableció ya en 1624 una serie de categorías de necios que siguen teniendo plena validez hoy en día. Comoquiera que desde entonces nadie ha vuelto a hacer un estudio pormenorizado del tema, reseño aquí una breve relación que incluye las más importantes clases de necios citadas por don Francisco, a veces someramente comentadas. Más que nada porque quede claro y por escrito que las hay aun hoy. Son estas.


Necio a perfil, el que ocupa un lugar que no le corresponde y del que le van a apartar. Necio azafranado, el que se suena las narices en medio de una plática. Necio aventajado, el que pregunta ¿qué hace usted? viendo con claridad lo que está haciendo el otro. Necio superfluo, el que dice ¿cómo está usted?, viendo que el otro está bien. Necio de la China, el que se mete en la conversación de otros sin que se lo pidan. Necio de pernil, el que entra por una puerta cerrada y la deja abierta. Y bien. Con estos ya vale para que se hagan una idea. Necios son tantos y de tantas clases que no se pueden decir todas. Hay necios de gallos, necios acantarados, de quintaesencia, argentados, colchados, de solemnidad, inaguantables, con verdugo, generales, regoldones, con felpas, de tres suelas, bruñidos... etc., etc. (esto también podría ser necedad). Una clase de necio sorprendente, por supuesto también citada por Quevedo que en esto fue exhaustivo, es “necio con verdugo en el celebro y campanario en la mollera”. Claro que esta clase requiere una explicación muy compleja, para que la no tenemos tiempo ni espacio aquí.


Lo cierto es que don Francisco nunca ha sido bien entendido por los españoles de a pie, que tienen una idea un tanto vaga de su humor cáustico y de su papel como personaje singular del XVII. La realidad es que Quevedo fue irrepetible: por su talento literario y también por su osadía. Si hubiera vivido hoy seguramente el público no lo conocería nunca, porque ninguna editorial se atrevería a publicarle nada. No era un autor de éxito como John Grisham, aunque muchas de sus obras fueron conocidas y populares en su tiempo. Era un tipo especial.


Como sé que difícilmente saldrán ustedes corriendo a comprarse unas obras completas de Quevedo, me atrevo a transcribir aquí un breve fragmento de las “Epístolas del Caballero de la Tenaza”, (algo así como la Virgen del Puño), obra en la que don Francisco satiriza la racanería y que, como todo lo suyo, es plenamente actual. Por poner un ejemplo, yo mismo tuve un casero en La Coruña que me confesó que él en los restaurantes siempre pedía primero la cuenta y, una vez que se la habían traído y había pagado, entonces pedía dos copas más... a ver si no se las cobraban. Este podría ser un buen candidato a la Orden de la Tenaza. Seguro que cualquiera de mis lectores conoce a alguien que se le parece. En fin, retomo el hilo. Veamos un fragmento de las “Epístolas del Caballero de la Tenaza”, en el que el susodicho caballero contesta por escrito a una señora que le reclama la paternidad de un hijo. Les dejo con don Francisco. Léanlo despacio y disfruten cada palabra. No tiene desperdicio.


“Díceme vuesa merced que está preñada, y lo creo, porque el ejercicio que vuesa merced tiene no es para menos. Quisiera ser comadre para ofrecerme al parto, que compadres sobrarán en el bautismo mil. Dame vuesa merced a entender que tiene prendas mías en la barriga, y podría ser, si no ha digerido los dulces que me ha merendado, que el hijo yo se lo dejo todo entero a quien lo quisiere, no pudiendo ser entero de nadie. Señora mía, si yo quisiera ser padre, en mi mano ha estado hacerme fraile o ermitaño, no soy yo ambicioso de crías. Y desengáñese vuesa merced que yo no he de tragar este hijo, porque no como hijos como Saturno, ni lo permita Dios, y antes muera que tal trague.”

3 comentarios:

maikix dijo...

Lástima que no pueda recordarlos (el tipo de necio no siempre da idea de lo que es, y así no puedo establecer regla mnemotécnica para hacerlo), porque me encantaría poder aplicar el calificativo correcto al montón de necios que corren hoy en día (al parecer, los mismos que entonces).

Me encanta Quevedo y su forma de decir las cosas, así que no descarto salir corriendo a comprarme sus obras completas.

Besines.

José Angel dijo...

Me va a ser de gran utilidad este catálogo de necios. Me ha gustado mucho el tipo 'de la China' por lo frecuente.
Saludos y estupenda entrada. No pierdes el pulso: eres admirable.
Saludos.

José Angel dijo...

He vuelto leer con mucho gusto esta entrada. Tiene ritmo, gracia y contiene información útil y valiosa. Muy buena, Víctor. Igual hago uso de ese catálogo de necios en otro blog restringido que tengo por ahí.
Saludos.