5/1/10

El fracaso


El fracaso es relativo. No hay que tomárselo muy en serio; si no, uno lo pasa muy mal. Conozco a muchas personas que sufren lo indecible a causa de una creencia errónea sobre el fracaso. Eso les perjudica. Se ven como “perdedores”, algo que sólo se da en las películas americanas pero no en la realidad. Al menos no en la realidad europea, creo yo. El caso es que sea como sea les afecta mucho. Como si el hecho de que las cosas salgan mal sea culpa de ellos. Y no. No es así.


Cuidado, que no hablo de inteligencia emocional u otras bobadas parecidas. No es eso. No hay que comprarse ningún libro para entenderlo. Es mucho más sencillo. Es solo cuestión de perspectiva. Por ejemplo: yo he fracasado como deportista de élite y eso no me produce ningún transtorno. Un amigo mío, poeta, fracasó como trapecista y tampoco le importa. Mi dentista fracasó como abogado y le va estupendamente (de hecho vive como un señor). Y Pau Gassol fracasó -bueno, está en ello-, en su intento de convertirse en el jockey mejor pagado del mundo. No les cuento el caso de mi primo Marcial que es presidente de la confederación de empresarios y en realidad quería ser músico, porque lo de Marcial sí que les haría llorar. De vez en cuando todavía se arranca con el clarinete... el pobre. ¡Es que da pena!


O sea que todo el mundo fracasa excepto la Preysler. ¡Hasta Tolstoi fracasó como autor cómico!


NOTA: El de la foto soy yo, fracasando como rico en un súper hotel de Costa Adeje, ya que en realidad no tenía un duro y solo fui allí... a tomar un café.

1 comentario:

PATSY SCOTT dijo...

Mi amiga W., tenía una fórmula para evitar la sensación de fracaso: creer en la reencarnación a la carta. No sé si existe tal cosa, pero ella estaba convencida de que bastaba pedir lo que querías ser (y no habías conseguido en esta vida) para la vida siguiente.
Ella siempre quiso ser princesa moruna. Murió joven e imagino que hoy vive en algún emirato árabe.
Por cierto, das pero que muy bien el pego de rico fracasando.