Teógenes, el atleta, se comió uno entero de una sentada y no le sentó mal. Y Josep Pla afirmaba que una cocina sin buey es una cocina incompleta. A mi el buey me gusta mucho, pero por partes. Mi parte preferida es el solomillo. Si he de ser sincero, creo que no sería capaz de comerme un buey entero de golpe como hizo el griego... claro que eso va en gustos.
Según Covarrubias el buey es el macho castrado de la vaca, definición que no resulta muy halagadora y si yo fuera buey, no me sentiría muy a gusto con ella. Pero eso es lo que hay: don Sebastián dixit.
El buey debe de estar alimentado con hierba. Su carne es de color rojo oscuro. Este animal simboliza la agricultura, la fertilidad, la paciencia y un sinnúmero tal de cosas que sólo relacionarlas aquí me ocuparía todo el blog y por eso no lo hago. Además, cuando se come nadie piensa en eso. También simboliza el sacrificio y por esa razón se lo identifica a menudo con Cristo.
Los bueyes son mansos. Aborrecen las reyertas y los altercados, y rehuyen cualquier confrontación siempre que pueden. Comámoslos y aprendamos de ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario