2/3/10

El bueno de Nicolás


Una vez, hace mucho tiempo, las sirenas del mar de Noruega fueron a ver al rey del mar y le pidieron que les regalara una mascota. El rey del mar tenía un hámster gigante del que deseaba deshacerse y se lo dio a las sirenas. Este hámster es del tamaño de seis casas grandes, tiene aletas y escamas y se llama Nicolás. Actualmente las sirenas lo tienen en una jaula enorme y lo cuidan muy bien. Lo alimentan con avellanas y nueces de mar. Y todos los días lo sacan a pasear un rato por el fondo del océano.


Nicolás es un hámster pacífico excepto cuando la ciudad de las sirenas sufre un ataque de tiburones. Entonces las sirenas lo sueltan y el hámster, hecho una furia, acaba con todos los escualos antes de que estos se den cuenta. Por lo demás este hámster gigante pasa casi todo el tiempo dentro de su jaula, en la que dispone de todas las comodidades incluyendo una casita alfombrada de algas, comederos siempre llenos de frutos y una noria enorme. Además Nicolás sabe multiplicar.


Siempre que las sirenas celebran una fiesta, Nicolás se pone a correr en la noria como un loco y provoca un gigantesco remolino de agua capaz de tragarse barcos enteros: es el Maelström. Entonces los noruegos dicen:


- Ya está corriendo el bueno de Nicolás. Las sirenas están de fiesta.

1 comentario:

Uno dijo...

No se que marineros noruegos frecuentaras tu. Yo ante el maelström lo que he oido ha sido un fuerte y brutal:¡Mardito roedore!

Ya veo que sigues en forma.

Un abrazo.
(ahora si que he venido)