6/8/09

Vladimiro y la religión


Elegir la religión adecuada nunca fue fácil. Esa es la razón de que siempre haya habido tanto ateo. Antiguamente muchas religiones no ofrecían más que dolor, sufrimiento y persecución a sus adeptos, como fue el caso del cristianismo en sus primeros tiempos. Otras parecían un teatrillo malamente montado, como el de los Adamantitas que proclamaban la inminente llegada del Anticristo ya en el año 1600; otras eran absurdas como la de los Lactarios del siglo XVIII que sólo permitían a sus practicantes alimentarse de leche; y otras en fin, prometían alegremente a sus fieles el oro y el moro con la alegría de quien no piensa cumplir nada. Así que no te podías fiar.


Vladimiro, Príncipe de Kiev que vivió en el siglo XII, antes de elegir el cristianismo para su pueblo, llevó a cabo un estudio en detalle de todas las religiones existentes y desestimó varias por diversas razones, todas muy llenas de lógica como veremos. Según la crónica del monje Néstor, que recogió con escrupulosa exactitud las conclusiones de Vladimiro “el Príncipe rechazó la religión judía porque sólo encerraba aflicción; la musulmana porque prohibía el alcohol; y la alemana porque no había ninguna belleza en sus ceremonias. Al final se decidió por la bizantina, por su belleza inenarrable y por sus majestuosos ritos y ceremonias.”


Una vez que el príncipe hubo llegado a esta conclusión, ordenó que todo su pueblo se sumergiera en el Dniéper un día y así los bautizó a todos a la vez. A este príncipe lo llamaron “el Cristianador” y tuvo dos hijos que fueron santos.


Nota: El de la foto no es Vladimiro, sino Alfonso X El Sabio... pero pensé que a cualquiera que se hubiera leido el cuento hasta aquí, ya le iba a dar igual.

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