31/7/09

Una nota biográfica sobre un poeta menor

Salvador Jacinto Polo, el amigo de Lope de Vega que fue rector del seminario de Murcia a mediados del siglo XVII, conoció en persona a una mujer cuya nariz era desmesurada. La mujer se llamaba Beatriz y todo parece apuntar a que don Salvador Polo estuvo perdidamente enamorado de ella, pues este hombre, aun siendo un poeta menor, sentía verdadera adoración por toda clase de miembros y apéndices humanos si eran de gran tamaño.


Doña Beatriz, a la que algunos motejaron cariñosamente como “la elefanta”, fue sin embargo una mujer muy atractiva, y la enormidad de su apéndice nasal no hacía sino subrayar la belleza del resto del conjunto. Muchos hombres la pretendieron sin éxito, ya que no resultaba fácil aproximarse a ella.


Que se sepa el poeta murciano le dedicó al menos treinta y cinco bellísimos sonetos, de los cuales tan sólo se conserva en buen estado el primer endecasílabo del séptimo: “Hermosa nariz tenéis, mi señora”.


NOTA: El verso aparece así, con “mi” (adjetivo posesivo), en el manuscrito de la Biblioteca Nacional, que es el texto que hemos manejado. Sin embargo es preciso señalar que algunos estudiosos ponen en duda la autoría de dicho manuscrito. Margit Frenk y otros citan a Fernández de Velasco y Pimentel, duque de Frías, en cuya obra “Deleite de la discrección y fácil escuela de agudeza” aparece transcrito el mismo verso de Jacinto Polo con “sí” (adverbio), en lugar de “mi”, con lo que el verso quedaría como sigue: “Hermosa nariz tenéis, sí señora”. Por nuestra parte no tenemos nada nuevo que añadir a lo ya expuesto: que el lector se las apañe como pueda.

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