La pasión de Obélix por este sabroso artiodáctilo es bien conocida. Asado y acompañado de castañas resulta un manjar exquisito. El simpático y orondo guerrero galo los consumía habitualmente de dos en dos, aunque yo no recomendaría dicha dieta a nadie.
Los jabalíes son salvajes. De hecho se trata de “cerdos salvajes”. Uno muy fiero mató a Adonis. En cautividad resultan difíciles de controlar, aunque hoy en día se crían con relativo éxito y en los supermercados suele haber carne de jabalí a menudo. Y también en los restaurantes. La semana pasada yo mismo estuve en uno en el que me la ofrecieron, pero me acordé de Obélix y rehusé probarla.
El rey David también tuvo un jabalí muy famoso, el legendario “Asolador de la Viña del Señor” del que tanto se ha hablado. Pero no conseguía tenerlo nunca bien sujeto y le destrozaba las cepas. Así que al final se deshizo de él, ya que puestos a elegir y haciendo un inteligente uso de su proverbial buen juicio, prefirió el vino.
1 comentario:
Nada, nada, Víctor. En la próxima ocasión que se te presente, date al artiodáctilo sin dudarlo, que el camino que te queda por recorrer hasta empezar a parecerte a Obélix es, aún, muy largo para que te pueda preocupar. :P
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