6/3/11

El jabalí y el cazador


Un jabalí vivía tranquilamente en el bosque. Era un animal hogareño que amaba a su esposa e hijos, llevaba una vida ordenada, sin sobresaltos, y disfrutaba con los pequeños placeres cotidianos y familiares. En cierta ocasión se encontró acorralado por un cazador. Entonces se puso de rodillas y suplicó:


- ¡Por favor, buen hombre, no me mates, soy padre de familia, tengo dos jabatos y dos jabalinas que alimentar! Piensa en lo que les pasaría a esas criaturas si yo no volviera a casa. Imagina por un momento su desconsuelo y su soledad; abandonadas a su suerte, sin un padre que las proteja y cuide hasta que puedan valerse por sí mismas. Si las vieras te inundarían el corazón de ternura, te lo aseguro. ¡Por Dios, no me mates!, te lo ruego, no seas cruel. ¿Acaso no estamos hechos tu y yo de la misma materia, carne y sangre, y huesos, y alma? ¿No somos ambos hijos de la misma tierra que nos da cobijo y alimento? ¿No eres tú también padre, o no has sido hijo una vez?


Y el cazador, emocionado, se echó a llorar y dejó ir al jabalí.


Este jabalí fue famoso por su elocuencia, escribió un tratado de oratoria y vivió felizmente en el bosque hasta el fin de sus días. Sus hijos fueron a la universidad, estudiaron Derecho y fundaron un prestigioso bufete de abogados.

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