La borraja (Borago officinalis) es una planta muy robusta que florece en primavera y es de nula utilidad. Lo mejor que se puede hacer con la borraja es un caldo bastante insípido (la famosa agua de borrajas), razón por la que muchos la tienen en alguna estima. Los antiguos solían decir que su consumo alegraba el espíritu. Yo creo que alegra el de los cocineros, pues últimamente la veo a menudo como acompañamiento de muchos platos en los restaurantes de diseño (será por el precio).
Don Pío Font Quer aconseja la siguiente preparación para curar el trancazo, que transcribo aquí por su indudable utilidad y porque estoy seguro de que nadie la pondrá en práctica. Se pican 40 g de borraja, 40 de saúco, 40 de albahaca, 30 de romero, 30 de hisopo, 30 de ajedrea, 10 de centaura, 10 de eucalipto, 10 de hipericón y 10 de espliego. Una vez hecha la mezcla, se guarda bien en un lugar seco. Con dos cucharadas y medio litro de agua se prepara la infusión, que se administra exactamente del mismo modo que si fuera una infusión de flor de borracha. Este preparado es muy eficaz, pero por si acaso no se deshagan aun de la Couldina.
Acabo de leer que en Mallorca con la borraja hacen buñuelos de viento, lo que me ha parecido, sobre todo, lógico.
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