He encontrado este texto en un artículo de Javier Sampedro sobre el amor publicado el domingo 18 de enero de 2009 en El País. Ignoro si el señor Sampedro es consciente de la diminuta joya literaria que aparece delicadamente engarzada en el interior de su artículo... por otra parte muy interesante en su totalidad. Supongo que sí, que es consciente. Después de leer repetidas veces el texto he llegado a la conclusión de que no lo había escrito yo, y que aun poniéndome a ello con todas mis fuerzas, dificilmente podría superarlo: me ocurre con muchas obras maestras. Otra posibilidad que estuve barajando sin ningún rubor fue el plagio, pero la verdad es que la abandoné poque me daba pereza. Por tanto, helo aquí tal cual. Que lo disfruten.
“ El topillo de la pradera (Microtus ochrogaster) tiene un comportamiento familiar intachable. Las parejas son fieles hasta que la muerte las separa, e incluso el 80% de los topillos no vuelven a contraer matrimonio tras enviudar. Los dos cónyuges colaboran sin rechistar en el cuidado de la prole, y suelen vivir con los suegros en paz. Todo lo contrario que su especie hermana, el topillo de la montaña (Microtus montanus): hoscos, enclaustrados en sus madrigueras individuales, traidores con sus parejas, los machos no cuidan de la prole en absoluto y las hembras abandonan a las crías a las dos semanas de parirlas.”
3 comentarios:
Víctor, recuerdo haberlo leído. Si lo leyese hoy, hubiera creído que era un plagio de tu obra.
Un abrazo.
Pues si que parece tuyo, si. Quizás sólo le falte citar a algún topillo llamado... Efraín, por ejemplo.
Un abrazo.
¿No conocerá tu libro? Si no, es que es lector de tu blog. Fijo.
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