15/10/10

El Vendedor de Vientos

El Vendedor de Vientos vive en una roca en medio del Mar. Todos los pescadores y hombres bien nacidos, cuando necesitan un viento para cualquier cosa van allí. El Vendedor tiene un amplio catálogo de vientos y los compradores pueden elegir el que más convenga a sus necesidades.


Los vientos que ofrece el Vendedor son de muchas clases: ageostróficos, ciclostróficos, de gradiente, de cara, de cola, eulerianos, ionosféricos, alisios... etc. Uno muy bonito es el anabático, un viento que asciende por la ladera de una montaña en busca de la felicidad. Suelen comprarlo las princesas y los sastrecillos valientes. Otro viento curioso es el dominante, que manda sobre los demás vientos. Además los vientos pueden ser, atendiendo a su velocidad, flojitos, flojos, frescos, fresquitos, fuertes, duros y muy duros (estos son los nombres técnicos). El más gracioso y entrañable es sin duda el fresquito, un viento educado y agradable cuya velocidad oscila entre los 17 y 21 nudos.


Los precios de los vientos son muy variables. Un monzón o un viento polar pueden costar mucho dinero; en cambio un viento local que sopla solo en una zona o a unas horas determinadas resulta más asequible. De todas formas el Vendedor ofrece fórmulas de financiación a la medida, y si se compran varios vientos a la vez hace un precio conjunto.


Según don Álvaro Cunqueiro el viento más caro es el oeste-suroeste, que sirve para llevar las naves a Islandia. Por cierto que el famoso escritor gallego conoció en persona a un hombre que era Pastor de Vientos, un oficio emparentado con el de Vendedor aunque más noble, eso sí.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Enhorabuena anticipada por el hombre sin ayer que vendrá pasado mañana.

maikix dijo...

¿Esos vientos existen de verdad? No me refiero a los de nombres técnicos, que de éso sí sé, sino a los populares...
¡Qué ignorante soy!

Anónimo dijo...

¡Qué placer, Víctor! Gracias.

Anónimo dijo...

¡Qué placer, Victor! Gracias.

Carcamal dijo...

Delicioso y ventilado relato.
Me ponga cuarto y mitad de ciclostrófico, sisplau.

P.D.: Contestado tu comentario.

PATSY SCOTT dijo...

Quiero que me sople el anabático. Precioso, Víctor. ¿Mañana sale el libro, verdad?