En Kosovo, la ciudad de los mirlos, siete niños murieron ayer en plena calle, bajo un obús. Estaban jugando a la pelota. Un niño es un niño, es un niño, es un niño...
Mine Zjadic, una muchacha de apenas quince años calzada con unas nike blancas y rojas, contesta a las preguntas de un periodista británico en la tele. Se sacude el pelo y sonríe a la cámara: “En mi calle todo el mundo corre para esquivar a los francotiradores. Es lo normal. Los más ocupados son los cascos azules, que tienen que interrumpir cada poco su trabajo para ir a vomitar. Cuando acabe esta guerra estudiaré diseño. Mi novio, Boristan, tiene veintidós años. Es muy guapo ¿sabes? Mató a treinta y dos personas y violó a cientos de mujeres bosnias. A algunas las sepultó vivas.”
(De “Los hombres-bomba no van al Paraíso”)
1 comentario:
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