Vuelvo a publicar este cuento de hace varios años, ya que con motivo de la polémica por la Enciclopedia Biográfica, vuelve a estar de actualidad.
(Improbable reportaje publicado en EPS, MNS, SPS, BYN, EDS o cualquier otro suplemento semanal vocálico o consonántico de similares características.)
(Entradilla)
La relación de hombres y mujeres que a lo largo de su vida llevaron a cabo empresas fuera de lo común es enorme. Muchos autores han escrito compendios biográficos en los que reunieron y retrataron a unos pocos o muchos de estos personajes relevantes, pero la idea de una única obra capaz de contener absolutamente todas las biografías de cuantos hombres y mujeres merecen ser recordados, siempre se ha tenido por imposible. Sin embargo, gracias a la ímproba y callada tarea de más de cien compiladores y expertos dirigidos por la profesora Consuelo Marín, muy pronto podremos disfrutar de la extraordinaria Enciclopedia General Biográfica (EGB) o Enciclopedia de Biografías Sobresalientes (EBS), que promete ser una de las obras cumbres de la historiografía universal. La profesora Marín, que se embarcó en este singular proyecto hace ya más de veintidós años, está a punto de dar por finalizada la magna obra que estará en las librerías a partir del próximo verano. La Enciclopedia, tal como se presentará al público constará de 785 tomos con un total de casi 1.250.000 páginas. El precio variará desde los 32.000 euros para la encuadernación en guaflex, hasta los 37.000 para la de piel. De momento no habrá edición de bolsillo, aunque ya se está gestionando la versión para libro electrónico. Si es usted uno de los privilegiados que consiguió, previo pago, entrar en las listas de espera del pasado junio y ya tiene una enciclopedia reservada, sepa que se la entregarán en marzo del próximo año y podrá leerla antes que el resto de los mortales; y recuerde que para colocarla entera en casa necesitará una estantería de más de 7 metros de longitud.
(Titular)
CONSUELO MARÍN: LA BIOGRAFÍA SOBRESALIENTE
Una entrevista de Fernando Catón con fotos de Javier A. Marín
(Introducción)
A los 3 años escribía correctamente sin faltas de ortografía; a los 11 ya había publicado dos novelas cortas y una obra de teatro de éxito y a los 17 se embarcó simultáneamente en las carreras de historia, filosofía, antropología, filológica hispánica e inglesa y teología, en las que se licenciaría cinco años más tarde con Premios Especiales Fin de Carrera en todas ellas. Actualmente Consuelo Marín es Doctora Honoris Causa por las universidades de Oxford, Stanford, Berkeley y Osaka, entre otras. Ha sido Directora del Instituto Cervantes de Nueva York, Presidenta de la Academia de la Historia y Directora General del Libro. La biografía de esta amable gijonesa de talante sencillo y gesto cordial, que nos recibe en su casa de Madrid, sí es sobresaliente.
(Entrevista)
– Usted procede de una familia de letras; su abuelo fue periodista; su padre un reputado traductor y su madre la famosa escritora infantil Consuelo Ruiz. Ojeando su biografía parece que ya desde pequeña supo que quería dedicarse a esto.
– Sí, efectivamente. Yo escribía novelas de niña y ya entonces quería ser escritora. Tenga en cuenta que siempre he vivido rodeada de libros. Mis padres se dedicaban ambos a la literatura, así que yo crecí pensando que eso era lo natural. Después, a medida que pasaron los años, mis gustos fueron decantándose hacia la historiografía y la biografía; dejé de escribir ficción y me especializé en historia centrando mi trabajo en la investigación pura.
– Me han dicho que aprendió usted a leer a los dos años de edad.
– En realidad ya sabía leer antes pero mis padres no lo hicieron público por no llamar la atención. Puedo contarle, como anécdota, que cuando yo tenía sólo un año mi madre escribió un larguísimo cuento titulado “La pequeña Consuelito y don Miguel de Cervantes” en el que la protagonista, una niñita inspirada en mi, conocía a don Miguel de Cervantes en persona y mantenía con él una larga conversación sobre literatura comparada. Casualmente pude hacerme con el manuscrito y lo leí a escondidas, en la cuna, tras lo que desaconsejé a mi madre su publicación pues el tema resultaba demasiado complejo y arduo para una mente infantil.
– ¿Su madre llegó a publicarlo más tarde?
– No. Nunca.
– ¿Todavía existe ese manuscrito?
– Lo ignoro.
– A los veinte años ganó usted el Premio Nacional de Literatura con una elaborada novela de más de 8.000 páginas: “Vida y milagros de Fray Rondón de Caliqueiros, Santo Patrón del Queso”. ¿Todo lo hace a lo grande?
– Sí. Prefiero las grandes obras. Soy una escritora de fondo y me encuentro más a gusto en las distancias largas. Tal vez también esto venga de familia. En los últimos años de su vida los artículos de mi abuelo en La Nueva España se hicieron famosos por su longitud, hasta el punto de que tuvieron que hacerle un suplemento especial para él solo. Por otra parte, no sé si lo sabe usted, pero mi padre hizo, hace ya muchos años y en solitario, la única traducción existente en este país de la Enciclopedia Británica. Al bable.
– Hábleme de su Enciclopedia.
– Llamarle “mi” enciclopedia resulta algo excesivo. Es verdad que soy la promotora de la idea y la directora del proyecto, y le he dedicado más horas que nadie, pero también es el trabajo de un equipo en el que participan más de cien profesionales entre historiadores, filólogos, informáticos, etc. La redacción de la Enciclopedia General Biográfica, EGB ó EBS, es una labor muy compleja. Se trata de una obra única. Tenga en cuenta que son ya más de veinte años elaborando informes y notas, y rastreando toda clase de datos y detalles de las vidas de varios millones de personajes relevantes.
– Sí. Los datos impresionan: más de un millón de páginas y casi seis millones de biografías. ¿Realmente hay tantas personas cuya historia merezca la pena contar?
– Si he de ser sincera, no. Pero los libros de arte y los museos están llenos de arte que no vale la pena; esa es la realidad. Lo mismo ocurre con las colecciones literarias, y excuso hablar de la música o del cine. Esta obra es una enciclopedia y como tal, tiene la obligación de recoger la mayor cantidad posible de información. Lógicamente las biografías de Julio César o de Napoleón ocupan unan líneas más que la mía, por poner un ejemplo, pero la obra ha de dar cabida a todo el mundo.
– ¿Quiere decir que podría salir yo mismo?
– Es posible, siempre que me haga un poco más la pelota.
– En estos tiempos en los que muchos vaticinan la próxima desaparición del libro ¿no es un poco osado lanzarse a un proyecto de estas características?
– En absoluto. Yo, la Enciclopedia ya la tengo colocada en miles de universidades y colegios de todo el mundo. Es una pasta.
– En todos estos años habrá habido anécdotas de todo tipo. Cuénteme alguna.
– Claro, tenemos muchas. De hecho se está preparando un documental especial sobre mi que se titulará “Así hice la EGB”, en el que se detalla el proceso de realización de la enciclopedia. Es muy interesante. Ya lo han comprado varias cadenas de televisión. Una anécdota curiosa fue la de Bernard Frère, el famoso embaucador francés que afirmaba ser clarividente y tener el don de leer escritos a distancia. Lo dábamos por fallecido en accidente de tráfico en 2002 y apareció en nuestras oficinas él mismo el mes pasado para corregir dicho dato.
– ¿Cómo pudo enterarse?
– No lo sabemos. El caso es que resultó ser un hombre encantador. Trajo con él un par de botellas de Krüg y unas copas, así que brindamos por su resurrección. Después, aparte de corregir el dato de su muerte también eliminamos la palabra embaucador de su ficha. Somos muy rigurosos. Otra anécdota que puedo contarle es la de Don Francisco Barabar. Este portugués del siglo XVII merecía una buena reseña biográfica pero apenas disponíamos de datos fiables acerca de su vida, salvo que fue torero en su juventud, estuvo en Madrid en varias ocasiones y fue buen amigo del rey Felipe IV, con el que vivió numerosas correrías nocturnas por el Madrid de las Corralas. Le preguntamos a Arturo Pérez Reverte pero no puedo decirnos nada de él así que pusimos un anuncio en el Diàrio de Lisboa solicitando información al respecto. Para sorpresa nuestra, aparecieron más de cincuenta y cinco presuntos herederos suyos. Todos resultaron ser impostores, pero eran tan simpáticos que al final optamos por incluir también las biografías de los cincuenta y cinco en la enciclopedia. Además, uno de ellos, Augusto Paulo, resultó ser un extraordinario músico con un gran talento natural para el canto. Gracias a nosotros este hombre consiguió editar varios discos y, en los últimos años se ha labrado una merecida reputación de fadista clásico en Portugal.
– Extraordinario, realmente extraordinario. Me imagino que a veces resultará difícil contrastar datos, sobre todo en el caso de biografías muy antiguas...
– No necesariamente. Al contrario. Por lo general suelen ser las biografías de nuestros contemporáneos las más complicadas, ya que protestan por todo. En cambio hay muchos personajes de la antigüedad, lógicamente fallecidos, sobre los que apenas tenemos datos lo que nos facilita enormemente las cosas. Es el caso, por poner un ejemplo, de Timón el Misántropo. Salvo las menciones que hace de él Luciano no sabemos nada de este personaje, así que directamente nos inventamos la biografía y listo.
– Actualmente en los medios culturales de habla hispana se vive una exaltada polémica acerca del empobrecimiento del lenguaje de la calle. Muchos sostienen que la degradación del habla actual, sobre todo en España (no tanto en Hispanoamérica) es ya irreversible. Como experta ¿qué opina usted?
– A mi me da igual. Yo ya he vendido los derechos de la Enciclopedia para hacer la película.
(Pies de foto)
Foto 1. Consuelo Marín en un acogedor rincón de su biblioteca de más de sesenta mil volúmenes.
Foto 2. Así será la portada de la Enciclopedia General Biográfica.
Foto 3. El autor de las fotos de este reportaje, segundo hijo de la doctora.
3 comentarios:
Genial. Espero que en sucesivas ediciones saquen suplementos.
Jajaja... "Somos muy rigurosos..."
Qué bien. Estoy ansioso por hojearla y comprobar si sale también mi biografía.
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