El enigma del regalo que los escitas hicieron a los persas, consistente en un pájaro, un ratón, una rana y cinco flechas, nunca pudo ser resuelto. A pesar de que los adivinos de Darío pusieron todo su empeño y estuvieron estudiando el asunto durante meses, todas las interpretaciones que hicieron del acertijo resultaron erróneas.
Al final y por puro cansancio el pájaro se fue volando, el ratón se ocultó bajo tierra, la rana se fue a vivir a una charca y Darío, a quien el asunto en realidad no le había quitado el sueño ni un minuto, empleó las flechas para practicar tiro al blanco.
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