28/12/11

Artocarpus (botánica imaginaria)


Este árbol de hasta quince metros de altura es originario de la India y Malasia. También se lo llama árbol de Jack, aunque no he logrado averiguar quién demonios fue el tal Jack. El artocarpus da frutos gigantescos, de hasta quince kilogramos de peso. Un dato interesante: imagínense ustedes una cereza o un albaricoque de quince kilos; no les digo más.


Los frutos del Artocarpus huelen muy mal, aunque saben bien y se cocinan de diversas formas. La carne que tienen en su interior parece plátano, sabe a plátano y es como plátano. Si no fuera porque el Artocarpus no se parece en nada a la platanera se podría decir de su fruto que es plátano. Pero no es plátano. Lamento repetir tantas veces la palabra plátano pero el artocarpus no me deja otra opción. El caso es que a pesar de todas estas explicaciones, no se sabe por qué a este árbol comúnmente se lo llama árbol del pan. Y eso no lo entiende nadie: no da pan.


El artocarpus es muy cariñoso y se enamora enseguida de la primera persona que conoce.

17/12/11

Corona de reina y corona de rey (botánica)


La Corona de reina (Saxifraga catalaunica) es una planta perenne que tiene las hojas en forma de espátula. Es propiedad de la Moreneta y sólo se da en Montserrat y en el Montcau. La Saxifraga catalaunica es una planta estrictamente local; no la hay en ningún otro sitio salvo en Cataluña, por lo que los naturales de aquella región están muy orgullosos de ella, aunque al resto de los amantes de la botánica, la cosa les trae sin cuidado. La corona de reina es bonita pero inútil. No así la corona de rey, otra planta que se explica a continuación.


La corona de rey (Saxifraga longifolia) por contra es una planta mágica. Y muy rara. Es de un valor incalculable por la siguiente razón. Si alguien se la pone en la cabeza, automáticamente se convierte en rey. Al momento. Histieo de Ternera, el jonio, tuvo una pero se la puso dos veces, sin saber que la segunda vez anula el efecto de la primera. Recuérdenlo cuando lo pongan en práctica.

Espantalobos (botánica)


Esta es una planta muy útil. Ahuyenta los lobos. Dado que la Espantalobos (Colutea arborescens) hace lo mismo con los zorros, también se la llama con mucha lógica, espantazorras. La Colutea era ya conocida por Teofrasto y por otros médicos de la antigüedad, que hacían uso de ella a menudo cuando tenían que viajar por bosques y caminos poco transitados.

Conejo (gastronomía)


Este simpático mamífero es muy apreciado por su carne. El de monte, guisado es delicioso. Que se lo pregunten a Delibes. O a mi padre que también los cazaba cuando yo era niño.


Hay conejos en todo el mundo excepto en Madagascar y en la Antárttida, y son de muchas clases. El conejo de angora que tiene un pelo finísimo, por ejemplo, no se come sino que se esquila como una oveja.


Estos roedores son animales inteligentísimos, hasta el punto de que algunos han llegado a protagonizar grandes novelas como La Colina de Watership, de Richard Adams. Solo falta que se les haga la película correspondiente, aunque las recientes negociaciones entre la productora de Spielberg y Quinto y Avellano, propietarios de los derechos del libro, de momento no han dado buen fruto.


El caso es que los conejos como los asnos, han enseñado muchas cosas a los hombres. Son muy sabios. Y generosos. El de Alicia también era sabio a pesar de que siempre llegara tarde a todas partes. Un conejo famoso es el de la luna. Es gigantesco. Ocupa una cara entera de nuestro satélite y, aun así, nadie ha conseguido cazarlo nunca.


El cuento ruso del conejo que vivía en una roca en medio del mar es muy bonito pero no vamos a contarlo ahora.

Menta de burro (botánica)


Menta de burro (Mentha rotundifolia). Hay muchas clases de mentas. Menta de lobo, menta de caballo, menta acuática y otras. La mejor es la menta de burro. Las mentas son plantas labiadas y la mayoría suelen vivir cerca de charcas, cañaverales y pantanos. La menta de burro se llama así porque los asnos la tienen en gran estima y la consumen a menudo como aperitivo y de otras formas. Según Plinio los burros salvajes de Nubia la fumaban y la llamaban correctamente hierbabuena. La menta es universalmente famosa además por otra cosa: aparece en los mojitos.

6/12/11

Delonix regia (botánica imaginaria)


Nadie podría descubrir por su nombre latino que la Delonix regia es en realidad el Flamboyán, uno de los árboles más hermosos que existen. El flamboyán es una leguminosa y también la flor nacional de Puerto Rico. Además se lo conoce también como ponciana real, guacamaya y tabuchín; unos nombres preciosos.


Si usted no ha visto nunca flamboyanes no lo dude, contrate una de esas malditas ofertas de viajes al trópico que tanto anuncian los periódicos, que las hay hasta por cuatro euros, y vaya a verlos inmediatamente. No se arrepentirá. Cuando florecen son una pura llamarada. Por algo los llaman también árboles de fuego. Merece la pena verlos en su sitio.


Y es que el flamboyán cuando florece arde como un infierno. Esa es la razón de que aparezca aquí como una planta imaginaria... aunque la verdad es que es real. Flamboyán: fuego.


NOTA: Estos chicos de los trópicos tienen además otro árbol maravilloso que también es uno de los más hermosos del mundo y también, casi, parece imaginario. Se llama Jacaranda mimosifolia. Coloquialmente “jacarandá”. Es como el flamboyán, pero en azul. ¡Un infierno azul!

21/11/11

Toro (gastronomía)

Bóvido de gran tamaño. Animal mítico por excelencia en la cuenca mediterránea. El rabo y las orejas son muy apreciadas por ciertos gastrónomos perversos y por los toreros.


Los toros suelen ser bravos, pero en determinadas circunstancias se pueden volver mansos. Tal fue el caso del toro de Ataulfo, tercer obispo de Compostela. Este prelado fue acusado de pecado nefando y en castigo lo enfrentaron a un toro bravo en la plaza del Obradoiro, de Santiago. Pero el rumiante, mansamente guiado por la mano de Dios, se tendió como un corderillo a los pies de Ataulfo y éste pudo así demostrar su inocencia. (!)


El “Toro” fue también un tipo de tortura muy popular en la Edad Media. Consistía en meter al condenado en el interior de un toro de bronce y asarlo al fuego lentamente, si bien no consta que se llevara a cabo dicha práctica con propósitos culinarios.


El toro es, por otra parte, el macho de la vaca, animal este sobre el que se escribieron numerosos tratados. Algunos muy famosos, como el Liber Vaccae, atribuido originalmente a Galeno. Hace unos años, cuando yo aun era un muchacho, se escribían innumerables redacciones sobre la vaca en los colegios y yo mismo fui el autor de algunas, cosa que no debería de confesar ahora mismo. No sé si se sigue haciendo, pero si no es así debería hacerse.


Pregunta: ¿por qué el tema de redacción era la vaca y no el toro? La respuesta es simple: El toro en el fondo es un animal normal. Un animal cualquiera, corriente. Sí, con sus singularidades y tal, pero uno más. La vaca no. Observen ustedes atentamente a una vaca. Fíjense en cómo se mueve, en cómo es. En cómo mira. Es más humana que los propios humanos. Es nuestra propia esencia hecha rumiante. La vaca somos nosotros mismos. Yo creo firmemente que todas las vacas van al cielo.

10/11/11

The Billion Dollar Gram


Instruido por una brillante e inteligentísima amiga, Antonella Broglia, a cuyas extraordinarias conferencias asisto sin falta, he descubierto a una serie de gente que se dedica a explorar un tema maravilloso: la representación visual de datos. Uno de los increíbles es este, David McCandless. Por cierto que este señor tiene el mismo apellido que aquel chico que se perdió, y murió, en Alaska en busca de sus sueños, y al que Sean Penn retrató en una película perfecta: “Hacia rutas salvajes”.


Pero este McCandless es otro. Sus gráficos son no solo una delicia visual, sino un prodigio instructivo y revelador. Vean su web. Aquí va uno: The Billion Dollar Gram. El rectángulo rojo de arriba, segundo por la izquierda, representa en superficie comparada la cantidad de billones de dólares que harían falta para alimentar y educar a todos los niños del mundo durante 5 años. El que está a su lado, más a la derecha, es lo que se ha gastado Estados Unidos en la guerra de Irak. Visiten su web y descubran el amarillo de abajo a la izquierda...

16/10/11

El hombre y el león

Esta historia trata de un hombre y un león, cosa que cualquier lector despierto ya habrá notado. De no ser así, se recomienda proceder de nuevo a una detenida y atenta lectura del título.


El hombre es joven. Lleva una camisa de seda muy ceñida, de color gris oscuro y unos enormes pantalones acampanados. Ambas cosas están muy de moda este año, aunque casi nadie se las pone ya que para que sienten bien es preciso medir un metro noventa y ser muy guapo. Son cosas que solo le quedan bien a los modelos.


El león no es guapo. Es un león normal. Al contrario que el hombre, está desnudo. No es joven pero su edad aquí carece de importancia. Es fiero, eso sí.


El hombre no está asustado. El león tampoco. Ambos miran a la cámara con aire desafiante. El león fuma en pipa y al mismo tiempo, baraja la posibilidad de comerse al hombre. El hombre ignora esto y cree que el león es su amigo. Ese es el encanto de la imagen.

7/10/11

Tintín


Un niño tenía la idea de que era amigo de Tintín y que los dos iban juntos a todas partes. Le decía a su madre:


– Mamá, salgo a dar una vuelta por el parque con Tintín.


– De acuerdo, –contestaba ella–, pero no volváis tarde que enseguida va a estar la comida.


Cuando el niño regresaba, gritaba desde la puerta:


– Ya estamos aquí.


Y la madre le decía a los dos que se lavaran las manos y se sentaran a la mesa para comer. Otros adultos opinaban que aquello era una bobada y que no se le debían consentir a un niño tales fantasías que no hacían sino maleducarlo. Su tío Ernesto, por ejemplo, que era un señor muy serio, le dijo una vez:


– También hay un perro que se llama Rintintín, ¿lo sabías?


Pero el niño lo miró conmiserativamente y ni siquiera se dignó contestarle.


NOTA: Como no tenía a mano una foto de Tintín (recuerden que en francés se pronuncia Tantán) he puesto esta de Crispín, que no tiene esos problemas de pronunciación. Por supuesto Crispín aparece aquí como casi siempre, acompañado de ese señor de melena negra que iba con él a todas partes.