Como todo el mundo sabe, el flautista de Hamelín tenía una flauta mágica con la que atraía a los niños tras de sí. Pero lo que hacía el flautista con ellos siempre ha sido un misterio. Con la misma flauta también atraía ratones... pero esa es otra historia.
Durante años el flautista fue acumulando niños en una cueva de la montaña. Eran tantos que tenía que tenerlos apilados unos sobre otros, porque si no, no cabían. Los niños estaban tan apretados que ni siquiera podían moverse y se aburrían mucho. Había tantos que el flautista no sabía que hacer con ellos y eso le preocupaba. No paraba de darle a la cabeza pensando qué podría hacer. Además, como tocar la flauta le ayudaba a pensar estaba todo el día tocando y eso no hacía sino aumentar el problema, porque cada vez venían más y más niños. La montaña estaba a reventar.
Por fin un día encontró la solución: los reunió a todos en grupos de once e hizo una liga de futbito. Como sobraba uno lo puso de árbitro... y los niños se lo pasaron bomba.
2 comentarios:
Magnífico relato. Veo que la actividad continúa y eso me alegra.
Saludos.
Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, bueno...
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