Vuelvo a poner este cuento debido a su innegable actualidad.
Después de todo –se dijo el gobernador sirviéndose otro Martini–, ¿que otra cosa podía hacer la Guardia de Asalto en esa situación... indefensa frente a los pacíficos?
NOTA: Por supuesto, el título no se refiere al Martini.
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