
Robert Bakewell, un ganadero de Leicester que vivió a mediados del siglo XVIII tuvo una oveja gigantesca. Era del tamaño de un elefante grande y pesaba más de seis mil kilos.
Esta oveja no daba leche, sino vino. Ella sola constituía más de la mitad de la cabaña ovina del condado, producía el 60% de la cosecha vinícola y abastecía cumplidamente a dos fábricas de lana.
¡Pena..! De haber sido hoy, la hubiesemos clonado; me imagino el éxito...
ResponderEliminarSaludos, A. Labrador.